Francia busca recobrar su identidad de la mano de la nueva extrema derecha de Marine Le Pen. Con un récord de participación en la primera vuelta de las elecciones legislativas, la V República le dejó claro a Emmanuel Macron que su política europeísta de centro no fue el antídoto contra la ultraderecha. En un principio sí, pero poco a poco fue generando un sentimiento de abandono en el pueblo.
“A todo mundo le ha visto la cara. Hubo la huelga de los agricultores y fue y les dijo que les iba a solucionar la vida y pues no les ha solucionado nada” nos comenta Aurora Estrada, una mexicana que desde hace más dos décadas se mudó con su esposo francés a Toulouse, “donde está el verdadero pueblo”.
“(Macron) está muy con Europa, que nos está hundiendo. Quisiera que toda Europa fuera una misma sociedad, pero obviamente con todas las injusticias que conlleva porque, por ejemplo, la mano de obra española es más barata, trabajan más horas, entonces como que la competencia no es leal” dice.
“Hay dos Francias que se miran y se odian”, reflexiona el periodista François Miguel Boudet ante la impopularidad del presidente Macron en los últimos años. El redactor en jefe del portal Flashscore France asegura que “hay un sentimiento de no ser más francés (sic), de estar solos”.
Parte de ello la crisis económica. A pesar de que la tasa de desempleo ha bajado, el poder adquisitivo de los franceses se ha visto golpeado, en gran medida, por el covid-19 y la guerra entre Rusia y Ucrania.
“Puede existir un sentimiento de desvalorización -en el sentido, pérdida de categoría- por parte de algunos franceses. Con la subida de los precios de la energía, los alimentos, etc., hay una especie de inseguridad y miedo a caer en una forma de pobreza” explica Pierre Chaperon, periodista de la Radio Francesa Internacional.
Desde las zonas más populares se le ve como un presidente que trabaja para la clase acomodada. Un mandatario que cierra las ventanas para no escuchar las revueltas en la calle de los ‘chalecos amarillos’, las huelgas por las reformas de las pensiones o la última crisis agrícola.
En 2022 Macron perdió la mayoría parlamentaria en las legislativas, por lo que tuvo que sacar adelante sus reformas valiéndose del artículo 49.3 de la constitución, por encima de la opinión de la asamblea.
“La jubilación se pasó con el 49.3 y pasaron un montón de cosas por este artículo sin debate en el parlamento; entonces, a nivel de democracia, a los franceses no les gustó”, comenta Boudet.
“La democracia ya no es tan democracia. Ha hecho muchas leyes que no han pasado y las han hecho pasar muy a fuerza. Cuando la ley no pasa, ponen el 49.3, entonces la pasan porque la pasan y todo eso lo hizo con la ley del retiro y otras, entonces la gente ya no le tiene confianza”, dice Aurora.
Francia le abre la puerta a la ultraderecha
El trabajo de Marine Le Pen como líder del partido Frente Nacional desde el 2011, ahora Agrupación Nacional, ha dado frutos. La famosa estrategia llamada ‘la des-demonización’ avanza bajo una figura moderada de la vieja escuela.
“La democracia ha hablado”, dijo apenas conocer los resultados de las urnas el pasado 30 de junio.
“Los franceses han demostrado su voluntad de pasar página tras siete años de poder despectivo y corrosivo”, añadió.
Con un marcado discurso nacionalista, el partido Agrupación Nacional obtuvo una victoria contundente con el 33.15 por ciento de los votos. Un hecho histórico, ya que la ultraderecha no gobierna en Francia desde la Segunda Guerra Mundial. Pero, ¿por qué los franceses se decantaron por los extremistas?
“Para mí, el inicio es el 21 de abril del 2002 cuando el padre (Jean-Marie) Le Pen quedó segundo en la elección contra Jacques Chirac, que fue un terremoto en Francia porque nadie pensaba que al socialista Lionel Jospin, que era primer ministro con resultados buenísimos, le iba a ganar. Desde entonces las elecciones en Francia son un referéndum de cuidad o vendrá la extrema derecha. La política francesa funciona así”, explica François Miguel Boudet.
Desde hace años, a los franceses “no les gustan los políticos clásicos porque algunos cambiaron de partido como los futbolistas cambian de clubes. Faltaron a la confianza del pueblo”, confiesa el periodista.
“Hay varias explicaciones para el voto a Le Pen”, comenta Pierre Chaperon.
“En primer lugar, el deseo de cambio. Algunos dirán que hemos probado la derecha, la izquierda, el centro... pero nunca la extrema derecha. Además, el Rassemblement Nationale ha puesto mucho empeño en su comunicación. Por ejemplo: el RN y su líder, Jordan Bardella, parecen tener una presencia muy fuerte en las redes sociales”. Sobre todo, en Tik Tok, plataforma en la que ha llegado directamente a los jóvenes que se identifican con la mano derecha de Le Pen por su corta edad, 28 años.
Bardella, de familia italiana, fue criado en el barrio de Saint-Denis de París, uno de los distritos más problemáticos del país con un 36 por ciento de la población ubicándose bajo el umbral de pobreza de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos de Francia, y ha propagado con carisma las promesas de la RN para endurecer las medidas migratorias.
“El programa es muy simple: (es) culpa de los migrantes, de los árabes, de los magrebíes, de los de siempre. Si no funciona, es culpa de los demás”, expresa Boudet.
“Yo soy de familia española e italiana que llegaron (a Francia) a principios de siglo XX; fueron dos olas de un millón de personas, la diferencia es que somos blancos y católicos”, subraya.
François Miguel y su pareja, también periodista en L’Equipe, Tracy Rodrigo, son del sur de Francia, “base fuerte de la extrema derecha, como el norte, dos zonas que más la vota”.
“Fuimos a ver los resultados de mi ciudad Arles y no cambia; en los campos votan por la extrema derecha. Es una región con mucha tradición, con los toros.”, afirman.
“Cuando hablas con gente de las aldeas te hablan de la inseguridad, pero siempre es un yo no, pero conozco gente… Hay una mujer que no sabemos quién es - en los carteles no sale su cara, solo la de Marine y la de Jordan - pero ella ha logrado el 40 por ciento de los votos, sin nada, sin un tuit, sin Facebook, sin pasar por la televisión. La gente quiere votar sí o sí sin saber quién es la gente que los va a representar en el parlamento”, detallan.
Desde Toulouse, Aurora destaca que “desgraciadamente acá hay muchos extranjeros. Somos el paso a Inglaterra y llegan muchísimos y luego se quedan aquí” al ver que les dan “muchísimas, pero muchísimas, ayudas.”
La mexicana señala que “Francia está considerado un país de tierra de bienvenida y entonces les dan muchas ayudas, pero también hacen mucha criminalidad, entonces los nacionalistas quieren cerrar las fronteras para poder vigilar a toda la gente que entra y sale y si haces tonterías, pues te sacan.”
Cree que la población de la zona sur, del campo, se decanta por la extrema derecha por querer encontrar una solución al flujo de gente “entonces, como están luchando mucho con eso, pues están creciendo mucho. La extrema izquierda también está creciendo mucho, pero son antisemitas y la gente por eso no la quiere.”
A la identidad francesa blanca se suma la propuesta económica, misma que Chaperon cuestiona: “Para la mayoría de los votantes de RN es también un rechazo a los extranjeros y a los migrantes”. Además, “prometen una reducción del IVA en la energía y en 100 productos de primera necesidad. ¿Lo conseguirán? ¿Hay un plan económico fiable?”, se pregunta Pierre.
El panorama actual francés es de total incertidumbre. Desde París apuntan a que fue un movimiento fallido de Macron llamar a elecciones al ver el avance de la ultraderecha en las europeas.
Aurora opina que es una estrategia del presidente: “Yo creo y mucha gente opina, es justo lo que Macron quiere porque su gobierno está en caos. Si cambia la asamblea general y cambia el Primer Ministro, que tiene mucho que ver con las leyes, no van a poder resolver todo el 'despapaye' que ya se tiene, entonces como no van a poder resolverlo, dirán, ¡ya ven! Yo les dije que estos no eran buenos”.
Para otros, el macronismo dio un paso en falso. O como lo explica François Miguel Boudet:
“Macron jugó un poco a Pedro Sánchez (Presidente de España); lo intentó, pero va a fracasar porque va a perder casi 100 personas (en la asamblea) y tendrá que gobernar con la izquierda si la extrema derecha no gana, eso no lo sabemos”.
ksh