El ex jefe de la desaparecida banda terrorista vasca ETA, Josu Urrutikoetxea Bengoetxea, más conocido como Josu Ternera, y quien estaba prófugo desde el 2002, fue detenido en los Alpes franceses en una operación en la que participaron la Policía Francesa y la Guardia Civil española.
Josu Ternera formó parte del grupo de negociadores de la organización con enviados del gobierno socialista, que encabezaba José Luis Rodríguez Zapatero, los propios terroristas lo apartaron y lo condenaron al ostracismo.
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Nacido en el país vasco en 1950, Josu comenzó a militar en ETA a los 21 años y se convirtió en un atracador de bancos y polvorines. Su misión era conseguir dinero y armas para la banda. El explosivo con el que se asesinó al presidente del gobierno franquista Luis Carrero Blanco fue robado por él.
Urrutikoetxea rechazó la amnistía tras la muerte del dictador Francisco Franco y continuó siendo uno de los pistoleros de la banda. En 1987, tras la muerte del jefe etarra “Txomin” Iturbe Abásolo, ascendió a la dirección etarra. Era un duro que se oponía a cualquier negociación.
Fue detenido dos años después. En las cárceles francesas llegó a escribir un libro de recetas de cocina y después fue extraditado a España en 1996 y en 2000 quedó en libertad al considerar los jueces que ya había cumplido condena en Francia.
En esos años, “Ternera” llegó a ser parlamentario por Bizkaia y miembro de la comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco, algo que las víctimas juzgaron un escarnio.
Volvió a huir a Francia en 2003 al saber que había sido procesado por ordenar el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, en el que murieron once personas, cinco de ellas niños.
En plena clandestinidad, llegó a participar en las conversaciones con el ejecutivo de Rodríguez Zapatero pero fue apartado enseguida. La banda en ese momento estaba inmersa en una guerra civil que enfrentaba a dos de los cabecillas más duros: “Thierry” y “Txeroki”.
Fue a partir de ese momento cuando se le perdió la pista al etarra. Según la prensa local, inició un periplo rodeado de rumores sobre una supuesta enfermedad que padece y se le situó en Suiza, totalmente apartado de la banda terrorista. Hasta su detención, se había convertido en un auténtico fantasma para la policía española y francesa.
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