Líderes sindicales franceses esperaban sacar de nuevo a más un millón de personas a las calles el martes, en un nuevo choque contra el gobierno por su plan de subir la edad de jubilación en Francia.
Las huelgas y protestas nacionales eran una prueba importante para ambas partes. El gobierno de presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo que estaba decidido a cumplir su promesa electoral de reformar el sistema de pensiones. Los sindicatos y legisladores de izquierdas que se resistían a los planes de Macron en el parlamento contaban con manifestaciones masivas para impulsar sus esfuerzos de dinamitar la reforma.
Una primera ronda de acciones reunió entre uno y dos millones de manifestantes este mes, incluidas muchas decenas de miles en París. Los sindicatos aspiraban a igualar o incluso mejorar esas cifras el martes, con otra gran protesta convocada el martes por la tarde en París y cerca de 250 actos previstos en otros lugares.
Las posiciones se enconaban en ambos bandos, mientras comenzaba la pugna parlamentaria en torno a la propuesta de ley del gobierno, que subiría la edad de jubilación de los 62 a los 64 años.
Macron describió el lunes la reforma como “esencial”. Su primera ministra, Elisabeth Borne, insistió el pasado fin de semana en que subir la edad de jubilación a los 65 “ya no es negociable”.
Los huelguistas y manifestantes pretendían demostrar lo contrario.
La operadora ferroviaria SNCF advirtió de importantes complicaciones en su red el martes debido a las huelgas. Recomendó a los pasajeros que cancelaran o aplazaran sus desplazamientos y trabajaran desde casa si era posible.
Los paros también afectaron a algunas escuelas y otros sectores. La emisora de radio France Inter emitía música en lugar de sus programas de entrevistas habituales y se disculpó a sus oyentes porque os empleados estaban en huelga.
FR