Casi 30 años después del genocidio de Ruanda, un ex prefecto ruandés empezó a comparecer este lunes ante la justicia por su presunta participación en el exterminio de tutsis, el responsable de mayor alto rango juzgado en Francia.
Laurent Bucyibaruta, que acudió al tribunal en silla de ruedas y con bastón, enfrenta cadena perpetua por genocidio, complicidad y crímenes contra la humanidad en el cuarto juicio en Francia sobre una de las peores tragedias del siglo XX.
El acusado, refugiado desde 1997 en Francia, era el prefecto en Gikongoro, una región del sur de Ruanda, cuando la masacre fue especialmente violenta. Al hombre de 78 años se le achaca haber alentado y ordenado ejecuciones de tutsis.
El ex funcionario clama su inocencia. Sus abogados, Joachim Levy y Ghislain Mabanga Monga Mabanga, indicaron a la AFP que pedirán la "absolución", aunque primero jugaron otra carta, solicitando la anulación del proceso por haberse prolongado mucho en el tiempo, pues se inició hace 22 años. Sin embargo, el tribunal rechazó la petición, aduciendo que la defensa debería haberla presentado antes de que terminara la instrucción.
La justicia francesa ha condenado en el pasado a cadena perpetua a dos ex alcaldes en 2016, a 25 años de prisión a un excapitán del ejército en 2014 y a un antiguo chófer francorruandés a 14 años de cárcel en 2021, en el marco de esta tragedia.
Otra treintena de procedimientos vinculados al genocidio en Ruanda, en el que más de 800 mil fueron exterminadas, en su gran mayoría tutsis, siguen abiertos en la sección crímenes contra la humanidad del tribunal de París.
Testificarán 115 personas por genocidio de Ruanda
Un total de 115 personas deben testificar en el nuevo proceso, entre ellos sobrevivientes que esperan que "se haga justicia", indicó Alain Gauthier, del Colectivo de Partes Civiles por Ruanda, que persigue a los presuntos genocidas.
Tras el examen de la personalidad del acusado, el proceso abordará el contexto histórico de un país sumido en el caos destructor entre abril y julio de 1994 y se centrará en determinar el papel de un prefecto del régimen hutu.
En concreto, el tribunal examinará seis escenas principales de masacres, cuya responsabilidad se atribuye a Bucyibaruta y perpetradas después que el presidente hutu Juvenal Habyarimana perdiera la vida en un atentado el 6 de abril de 1994.
En la prefectura de Gikongoro, como en otras partes de este país africano, las matanzas empiezan poco después en las escuelas o en las iglesias, donde la minoría tutsi y, en menor medida, hutus moderados esperaban hallar refugio.
A Laurent Bucyibaruta se le acusa de haber participado activamente en la masacre de la escuela técnica de Murambi, al alentar a los civiles a refugiarse allí con promesas de seguridad y avituallamiento.
Pero el 21 de abril de 1994 hacia las 03:00 de la madrugada, militares, milicianos y civiles hutus matan con machetes, granadas y fusiles a decenas de miles de tutsis presentes en esta escuela en construcción. Algunos de ellos sobreviven al poder huir o escondidos entre los cadáveres. Las matanzas continúan ese día en dos parroquias vecinas. El sitio es actualmente un memorial.
Bucyibaruta debe responde también de la masacre de 90 alumnos tutsis de la escuela Marie Merci de Kibeho, el 7 de mayo de 1994, y de la ejecución de prisioneros de esta minoría, entre ellos tres sacerdotes, en la prisión de Gikongoro.
El Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR), con sede en Tanzania, reclamó durante un tiempo a Laurent Bucyibaruta, pero al final se desistió en beneficio de las jurisdicciones francesas. La duración del juicio es de más de dos meses. Como el acusado presenta problemas de salud, la duración de las audiencias estará limitada a 7 horas diarias.
RM