Con 104 años, el doctor Philip Peven ha generado revuelo en el mundo luego de conocerse que pudo inseminar con su propio esperma a cientos de mujeres, algunas de ellas sin su consentimiento, en sus 40 años de carrera como ginecólogo en Michigan, Estados Unidos. según reporta The Sun.
El medio informó que el doctor Philip Peven asistió unos 9 mil nacimientos durante su trayectoria como ginecólogo.
- Te recomendamos Van a ser muy duros: OMS advierte seis meses difíciles por pandemia de covid-19 Internacional
Toda esta situación surgió luego de que un grupo de hermanos descubrió que eran compatibles con el médico al verificar sus resultados de ADN en línea.
Jaime Hall fue una de esas personas. La mujer se acercó en 2019 al especialista para corroborar su versión, pues luego de trazar su árbol genealógico, resultó que ella tenía ascendencia judía asquenazí, una rama de los integrantes de la religión que se asentó en Europa Central y Oriental.
“Descubrí que era un 50 por ciento judía asquenazí, pero nadie en mi familia es judío asquenazí. No tiene sentido", dijo ella luego de percatarse de que su hermana Lynn, quien también se hizo el análisis, no tenía la misma ascendencia.
Tanto la madre como el padre de Hall fallecieron; sin embargo, ella siempre creyó que quien donó su esperma fue un amigo de la familia. El sitio 23andMe hasta ahora le ha asignado cinco medios hermanos desde que envió las pruebas de ADN.
“Todos nacimos en el mismo hospital, todos nuestros certificados de nacimiento muestran a Peven como nuestro ginecólogo, no como nuestro padre”, dijo.
Fue durante este año que Hall y otra media hermana que conoció en este tiempo decidieron conocer al doctor, a quien le agradecieron por ser parte de sus respectivos nacimientos. Los resultados de su ADN fueron ratificados también en un estudio conjunto que se hicieron con el sobrino del doctor, teniendo como compatibilidad un 12 por ciento.
“Él dijo: 'fui un pionero, ¿sabes? Fui el primero en hacer algo como esto'.
Hall relató que el doctor Philip Peven les preguntó cómo supieron de esto y ellas les relataron que fue debido a pruebas de ADN, una situación que para el mismo especialista le pareció que era "como un cuento de hadas".
“Nos dijo que no era el único médico del hospital que estaba donando esperma, había un grupo de médicos y entre ellos tenían muchos hijos. Dijo que había estado donando esperma desde 1947, ya que estaba haciendo una investigación en Chicago".
Pese al impacto de los hechos y toda la situación que ocurrió, Hall afirma que no tiene remordimiento contra el doctor, pese a que otras personas sí lo tienen.
“No lo veo de forma negativa. Estas mujeres, incluida mi madre, acudieron a él desesperadas y les dio algo que todas querían (...) Algunas de las personas que me han llamado sienten que han sido engañadas, tienen problemas existenciales al respecto, pero yo no lo veo de esa manera. Estoy feliz de estar aquí y no tengo nada más que agradecimiento de estar viva".
El mismo relato de la mujer sostiene que comprende a quienes están molestos por la situación y defiende la idea de que todos tienen derecho a conocer la verdad de este caso, sosteniendo además que lo hecho por el doctor Peven no fueron éticas.
"El hecho de que no le dijera a las mujeres que estaba usando su propia muestra de esperma no es correcto. Eso sería profundamente poco ético para los estándares actuales (...) Creo que estaban practicando la medicina y haciéndolo lo mejor que podían en ese entonces cuando realmente no había muchas opciones".
OMZI