Guatemala elige el domingo nuevo presidente con temor a migración

El miedo a un aluvión de migrantes, la pobreza y la corrupción son el telón de fondo de la segunda vuelta presidencial que genera poco entusiasmo entre la población.

La migración será un punto clave para el gobierno del sucesor de Jimmy Morales. AP
Editorial Milenio
SAN MARTÍN JILOTEPEQUE /

La mayoría de quienes residen en ciudades agrícolas guatemaltecas como San Martín Jilotepeque tienen algún pariente que vive en Estados Unidos, por lo que sienten empatía con la difícil situación de los migrantes. Pero desde que el gobierno firmó un acuerdo de "tercer país seguro" con Washington temen una afluencia de salvadoreños y nicaragüenses.

El miedo a un aluvión de migrantes, la pobreza y la corrupción son el telón de fondo de la segunda vuelta presidencial que genera poco entusiasmo entre la población.

​El domingo los guatemaltecos deberán elegir presidente entre el médico Alejandro Giammattei, del partido Vamos, y la empresaria y ex primera dama Sandra Torres, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) tras una sucesión de mandatarios acusados de corrupción y otros delitos y la expulsión de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, un órgano de la ONU.

Las dos últimas encuestas del diario local Prensa Libre y la empresa Cid Gallup dieron como vencedor a Giammattei por entre 22 y 7 puntos porcentuales, una brecha que se explica en la tradición de los votantes de reducir su participación en una segunda vuelta electoral.

“Ya no les creo”, dijo Efraín Morales, un líder comunitario que asistió a una reunión de los Consejos Comunitarios de Desarrollo en San Martín Jilotepeque, a unos 80 kilómetros al oeste de la capital, con la diputada electa Madeleine Figueroa, quien les ofreció la construcción de una carretera a cambio de votos para Torres.

“En mi comunidad la gente está migrando, los jóvenes se van de 15 y 16 años, no porque uno no quiera luchar, no se puede, no hay trabajo”, dijo el agricultor de 49 años que no sabe leer ni escribir y quien aseguró que en su pueblo no hay oportunidades para subsistir.

La migración será un punto clave para el gobierno del sucesor de Jimmy Morales, quien el 6 de julio firmó un acuerdo con Estados Unidos que establece que los migrantes que pidan asilo permanezcan en Guatemala si cruzan el país para llegar a la frontera con Estados Unidos.

Aunque el gobierno guatemalteco ha sugerido que los migrantes centroamericanos podrán transitar libremente y quizás encontrar trabajos temporales en la agricultura, es difícil entender por qué alguien querría un empleo mal pagado y permanecer en Guatemala, que tiene índices de violencia tan altos como los países de los que huyen.

Aun así, el miedo a los migrantes persiste.

En la reunión con los líderes comunitarios, el alcalde Héctor Hernández dio una muestra de cómo ve la llegada de migrantes a su comunidad. 

“No me estén dejando entrar gente desconocida, alquilando cuartos, casas, en sus aldeas o cantones; queda prohibido que alquilen a personas”, les dijo a través de un micrófono. “Ellos quieren vivir y entrar, ya vienen muchos nicaragüenses y salvadoreños que se están regando por esta parte”, agregó.

Según Hernández no se trata de migrantes que huyen de la pobreza sino de delincuentes y aseveró que ya han detenido a varios. “Aquí a San Martín viene un desconocido y roba, es quemado”, advirtió el alcalde.

Pero Morales sostuvo que nunca ha visto a salvadoreños o nicaragüenses por el lugar.

Para otros ciudadanos el problema más grave es la migración desde el país, que no fue un tema central en la campaña. Los candidatos sí hablaron de generar oportunidades y empleo para reducir la migración, pero ninguno detalló cómo lo haría.

A María Morales, otra líder comunitaria, poco le interesan las promesas de campaña. Está preocupada por su hija que migró a principios de julio a Estados Unidos junto a su nieta por la falta de recursos de quienes no tiene noticias desde hace una semana. Su hija, que es madre soltera, se llevó a su nieta de dos años y le dejó a sus otros dos hijos.

“No sé nada de ella, me llamó el lunes pasado, me dijo ‘mamá hoy es el día que me voy a entregar a la migración’. Todavía estaba del lado de México, me dijo que ese día se iba a cruzar, desde entonces no sé nada”, relató la mujer.

Los pueblos como San Martín Jilotepeque subsisten gracias a las remesas, el dinero que ganan con trabajo millones de migrantes y que envían desde Estados Unidos a sus familias.

La hija de Morales se fue poco después que dos de sus vecinos viajaran junto a sus hijos y lograran entrar a Estados Unidos, lo que la alentó a seguirlos.

“Cuando mi hija vio que llegaron, entonces se fue”, dijo Morales. Pero ahora está preocupada, “pues no sé qué va a pasar”.

jos

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