Haití: enmarcan caos y ruinas los 10 años del sismo

La aldea

El presidente Jovenel Moise, acompañado de miembros de su gobierno y con presencia de diplomáticos extranjeros, participó en una entrega floral.

Restos de la catedral en Puerto Príncipe. (AFP)
AFP y Amelie Baron
Puerto Príncipe /

Haití recordó ayer a las decenas de miles de personas que murieron en el devastador terremoto del 12 de enero de 2010, mientras el dolor se mezcla con la ira y la amargura por los esfuerzos fallidos de reconstrucción y la continua inestabilidad política del país.

El presidente de Haití, Jovenel Moise, acompañado de miembros de su gobierno y con presencia de diplomáticos extranjeros, participó en una entrega floral a las afueras de la capital, Puerto Príncipe, donde están enterrados miles de los fallecidos en el sismo.

Durante unos 35 segundos, un terremoto magnitud 7 transformó Puerto Príncipe, y las ciudades cercanas de Gressier, Leogane y Jacmel, en ruinas, matando a más de 200 mil personas e hiriendo a 300 mil.

Más de 1.5 millones quedaron sin hogar, dejando a las autoridades de esa nación y a la comunidad humanitaria internacional ante un desafío colosal en un país que carece de un registro de tierras o de reglas de construcción.

Los miles de millones de dólares prometidos por los donantes internacionales en las semanas posteriores a la catástrofe parecen haberse desvanecido, alimentando la amargura de los sobrevivientes que están hoy expuestos a los mismos peligros que existían antes del terremoto.

El sismo destruyó cientos de miles de hogares, así como edificios administrativos y escuelas, sin mencionar 60 por ciento del sistema de salud. Una década después, la reconstrucción del hospital principal sigue sin terminarse.

Haití se ha visto también afectado por una grave crisis sociopolítica.

En el verano de 2018, los escándalos de corrupción que implican al presidente Moise y a todos los gobiernos posteriores al terremoto, provocaron una fuerte y violenta reacción.

Las protestas han sido protagonizadas sobre todo por jóvenes —más de la mitad de los habitantes de Haití son menores de 30 años— que viven con pocas posibilidades de empleo en un país marcado por una creciente inseguridad en medio de frecuentes enfrentamientos entre pandillas armadas.

La debilidad estatal, expuesta al mundo tras el terremoto, solo ha crecido: las elecciones a la Asamblea Nacional previstas para noviembre no se llevaron a cabo, lo que significa que el mandato de la Cámara baja expira este lunes.

Sin un parlamento que funcione, el presidente Moise, ahora tendrá la posibilidad de gobernar por decreto.

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