La asistencia de mujeres adultas y adineradas a salones de baile para practicar con jóvenes tango, rumba o swing ha provocado una cuarta oleada de contagios por coronavirus en Hong Kong.
A pesar de las estrictas restricciones vigentes en la ciudad, personas adineradas continúan reuniéndose en clubes de golf, hipódromos y restaurantes lujoso que han causado focos de rebrote.
"Estos clubes de baile, que nada tienen que ver con discotecas, tienen apariencia de restaurantes y son espacios sociales a los que asisten principalmente las tai tai, aprenden salsa, bailes de salón y otras variedades en compañía de profesores más jóvenes, lo que implica un contacto muy cercano. Habitualmente, la mayoría no usa mascarilla", cuenta la propietaria de un centro deportivo y clienta uno de estos salones, y que prefiere mantenerse en el anonimato.
Las tai tai son un fenómeno relativamente reciente en esta parte del mundo, gracias al rápido crecimiento económico de las últimas décadas, mientras que las parejas de baile especulan en algunos foros de internet locales serían "patos", traducción al español de una forma eufemística china para referirse a los gigolós.
Tras darse a conocer que el paciente cero de este rebrote era una de estas tai tai, que había asistido a uno de esos salones, en el momento se publicó una lista en redes sociales con nombre y apellido de los asistentes de estos lugares.
Nuevas medidas anti pandémicas
A pesar de que en la ciudad semiautónoma se han prohibido las reuniones y actividades de grandes grupos, las cifras de contagios se han disparado al superar el centenar diario de infecciones, lo que provoca que las alarmas se empiecen a encender.
Las medidas adoptadas han ayudado a mantener las infecciones totales desde el inicio de la pandemia en 6 mil 499 (al 3 de diciembre) en esta ciudad de 7.5 millones de habitantes, en la que 110 personas han sucumbido a la covid-19, según los datos oficiales.
Las cifras de contagios es muy superior a la de cualquier otra de las grandes ciudades chinas, excepto Wuhan, donde la pandemia comenzó.
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Las autoridades han anunciado una nueva serie de medidas sanitarias como el cierre de escuelas hasta el próximo año, limitación a dos comensales por mesa o el cierre de locales de ocio nocturno.
La policía local instaló una línea telefónica debido al nuevo resurgimiento de casos para los residentes de la ciudad, que informen de manera anónima a cualquier persona que no siga las medidas en vigor.
Los residentes critican este método ya que podría desembocar en ajuste de cuentas políticos o personales por parte de individuos malintencionados porque resulta similar a la vigilancia utilizada en la China Continental
Medidas insostenibles en el tiempo
Un experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Hong Kong, Ben Cowlin, aseguró sobre la llegada de esta cuarta oleada previsible debido a que mantener el distanciamiento social no era posible por mucho tiempo.
"Es necesario relajarlas cuando el número de casos sea bajo, pero entonces tenemos que estar preparados para ver un repunte imprevisto y rápido de las infecciones. Probablemente estemos abocados a seguir la estrategia de 'suprimir y aumentar' las medidas de control durante mucho tiempo", indica Cowling.
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El experto considera que la mejor estrategia es prevenir la proliferación de eventos y el trabajo a distancia siempre que sea posible así como las reuniones aglomeradas con el fin de ayudar a la ciudad a salir del círculo pandémico.
Otro sector frustrado por la reacción del gobierno son los padres, que han soportado hasta tres rondas de cierre de los centros educativos este año.
"En otros países con mayor incidencia, la prioridad es mantener las escuelas abiertas. Estamos considerando buscar activamente trabajo en Europa, mis hijos no pueden perder su derecho fundamental a recibir una educación como Dios manda, mientras tanto hemos abierto varias plataformas de colección de firmas para tratar de frenar esta situación", lamenta Silvia López, madre española de dos niños y que reside en la ciudad hace 8 años.
Por su parte, Chris Thomson, un profesor de secundaria de la excolonia británica, califica de "injusto, inmoral y vergonzoso el hecho de verse obligados a quedarse en casa y enseñar a distancia por culpa de que un grupo de mujeres que violaran las reglas anti epidémicas".
LG