"¿Puede alguien decirme por qué es importante la seguridad nacional?", pregunta Kan, una profesora jubilada a varios estudiantes en el primer centro de educación patriótica en Hong Kong.
"Sin seguridad nacional, el género humano no puede vivir bien", responde un alumno en este centro que pretende enseñar a los jóvenes la Ley de Seguridad Nacional impuesta por Pekín en 2020.
"Muy bien", confirma Kan, que pidió a la AFP utilizar un apodo. "La gente no puede vivir bien, ni los pandas tampoco", prosigue.
La televisión de la sala está rodeada por una docena de peluches de panda con los que los estudiantes podrán jugar, siempre que escuchen atentamente lo que se dice en la pantalla.
Un cortometraje les explica lo que es un crimen contra la seguridad nacional y los malos ejemplos a evitar.
Los alumnos, unos cuarenta, forman parte del Pui Kiu College y se encuentran entre los primeros visitantes de este centro dedicado a la educación patriótica.
Los estudiantes aprenden la nueva ley de seguridad nacional impuesta por Pekín en respuesta a las enormes manifestaciones prodemocracia de 2019. También están trabajando en la historia y los logros de China.
Es a su imagen que el Partido Comunista remodela la ciudad donde, durante mucho tiempo, se toleró la disidencia y el pluralismo político.
La prioridad, asegura Kan a la AFP, es inculcar a los alumnos inscritos en este centro los cuatro nuevos delitos introducidos en el sistema legal de Hong Kong a través de esta ley draconiana: la secesión, la subversión, la colusión con fuerzas extranjeras y el terrorismo.
Mientras explica a los niños, detrás de ella desfilan imágenes del ex presidente estadunidense Donald Trump y del asalto al Capitolio.
Estos son los malos ejemplos que no deben seguirse y las imágenes sirven para ilustrar el delito de subversión: el acto de intentar derrocar o socavar al gobierno.
Para el delito de "colusión con fuerzas extranjeras", utiliza el ejemplo del magnate de la prensa Jimmy Lai, dueño del diario Apple Daily, ahora cerrado, a quien se acusa de haber hecho campaña por la imposición de sanciones internacionales contra Hong Kong.
Por último, la profesora voluntaria menciona el momento en que los manifestantes a favor de la democracia entraron en el Consejo Legislativo de la ciudad en 2019.
"¿Qué delito cometieron los chicos que parecían haber perdido la razón al entrar en el Consejo Legislativo?", pregunta a los alumnos.
"Terrorismo", responden algunos. "No prendieron fuego ni mataron gente", corrige Kan, antes de decir que se trataba más bien de subversión.
El centro está dirigido por el sindicato de docentes más grande de Pekín y sus instalaciones se encuentran en una antigua escuela.
Las protestas de 2019 ocurrieron después de años de crecientes demandas de una parte de los habitantes que querían tener voz en la política de Hong Kong.
Pero los líderes de Pekín y de la ciudad rechazaron estas demandas y describieron el movimiento como un complot de fuerzas extranjeras para desestabilizar a China.
El jefe del ejecutivo John Lee, ex jefe de seguridad que desempeñó un papel decisivo en la represión del movimiento prodemocracia, participó en julio en la ceremonia de inauguración del centro.
"En el pasado, algunas personas mal intencionadas ensuciaron la educación nacional durante mucho tiempo", declaró. "Creo plenamente que el centro se convertirá en un campo de aprendizaje que alimentará a una nueva generación de jóvenes que aman a China y Hong Kong".
En cuanto a Kan, que solía participar en las vigilias anuales en memoria de los estudiantes asesinados por las tropas chinas en Tiananmen, confiesa a la AFP "que se produjo un gran cambio" en su espíritu desde las manifestaciones.
"Cuando vi la violencia en la televisión (en 2019) cambié de posición", explica. "Me arrepiento de haber empezado a amar a mi país tan tarde", comenta con ojos empañados de lágrimas.
JLMR