El gobierno húngaro está endureciendo sus medidas contra la comunidad LGTB+, en la mira del primer ministro ultraconservador Viktor Orban, con una multa récord a una librería o un proyecto de ley contra las personas transgénero.
La cadena de tiendas Lira recibió la semana pasada la orden de las autoridades de pagar 12 millones de florines (32 mil euros, 36 mil dólares) por haber vendido "rompiendo las reglas" la novela gráfica Heartstopper que cuenta el amor entre dos estudiantes de secundaria, popularizado por una serie de Netflix.
"La investigación determinó que los libros de la autora británica Alice Oseman, aunque representan la homosexualidad, se ofrecían en la sección juvenil, sin estar protegidos por un embalaje hermético", explicó el gobierno.
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Una acción severa justificada por el deseo de proteger a los niños, en virtud de una ley de 2021 objeto de un procedimiento de infracción en Bruselas. Según este texto, ya no es posible evocar con menores el cambio de sexo y la homosexualidad.
Esta legislación ya se aplica a las comedias románticas o a las películas para adultos pero hasta ahora había llegado a pocas librerías.
"Ahora, el estado está comenzando a aplicarla de manera aleatoria, señala, deplorando reglas oscuras y difíciles de respetar, la multa tiene un monto sin precedentes", explica a la AFP Krisztian Nyary, director creativo de la compañía Lira.
La situación también es tensa dentro de otra editorial, Libri, que recibió una importante sanción en mayo y luego pasó bajo control de la Fundación Mathias Corvinus Collegium (MCC), cercana al gobierno.
El director en Budapest de Amnistía Internacional, David Vig, denunció restricciones escandalosas a los derechos.
"El gobierno está utilizando este tema en el período previo a las elecciones locales y europeas de 2024 para movilizar a su base y desviar la atención", dijo a la AFP, en un contexto de miles de millones de euros en fondos congelados por la Unión Europea y con los precios disparados.
Ciudadanos de segunda
Viktor Orban, defensor de los valores iliberales en Europa, ha tomado varias medidas polémicas a lo largo de los años.
El país de 9.7 millones de habitantes ha prohibido los estudios de género, la inscripción del cambio de sexo en el registro civil y la adopción por parte de parejas homosexuales.
El parlamento también votó en abril un texto que autorizaba la denuncia anónima de quienes cuestionan la definición constitucional de matrimonio, de la familia y del género. Pero fue retirado frente a los críticas.
El gobierno acaba de abrir un nuevo frente contra la comunidad LGTB+ con la presentación de una enmienda para excluir a las mujeres transgénero de un programa de jubilación anticipada.
"Es inconcebible que aquellos que de repente se identifican como mujeres después de años de trabajar como hombres se aprovechen de un sistema que se supone que recompensa el papel clave de las madres en la sociedad", dice la propuesta.
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"El texto es una respuesta a una decisión reciente del tribunal regional de Veszprem, a favor de una mujer transgénero llamada Elvira Angyal que fue autorizada a acceder al programa de jubilación. Una provocación", según el partido gobernante Fidesz.
La oenegé Hatter, que lanzó el proceso judicial, criticó en un comunicado un proyecto de ley que viola las normas de la Unión Europea. Según el responsable de Amnistía, envía el mensaje de que hay ciudadanos de segunda clase.
Con motivo de la Marcha del Orgullo, que reunió a miles de personas en Budapest, los manifestantes mostraron su consternación por la degradación de los derechos en este país centroeuropeo, que había sido uno de los más liberales de la región.
"La situación es catastrófica, esta dictadura niega la igualdad de derechos y promueve una normalidad digna de la Edad Media", expresó el abogado Andras Szolnoki, de 58 años.
El día anterior, las embajadas e instituciones culturales representando a 38 países habían expresado su preocupación por las leyes y el discurso político que contribuyen a la estigmatización de la comunidad LGTB+.
IDM