Drones israelíes atacaron el lunes de madrugada un bastión miliciano en la ocupada Cisjordania y cientos de soldados fueron desplegados en la zona, en una incursión que recordaba a las grandes operaciones militares realizadas durante el segundo alzamiento palestino hace dos décadas. Al menos cinco palestinos murieron, según autoridades palestinas de salud.
Las tropas permanecían por la mañana en el campamento de refugiados de Yenín en lo que parecía la mayor operación en la zona en más de un año de combates. Se producía ante crecientes presiones internas en Israel para responder con dureza a una serie de ataques contra colonos israelíes, como un tiroteo la semana pasada que dejó cuatro muertos.
Una humareda negra se alzaba de las calles del abarrotado campamento mientras continuaba la operación, que trastocó la vida cotidiana para la población, con cortes de luz y una topadora militar que pasaba por calles estrechas, otro recordatorio de las incursiones israelíes en la intifada. Los palestinos y la vecina Jordania condenaron la incursión.
La operación comenzó pasada la 01:00 de la madrugada con un ataque aéreo contra un edificio empleado por milicianos para planificar ataques, según el teniente coronel Richard Hecht. El objetivo de la operación era destruir y confiscar armas.
“Actuamos contra objetivos específicos”, dijo Hecht, y las fuerzas no tenían previsto mantener una presencia en el lugar.
El contingente en el lugar era del tamaño de una brigada, unos 2 mil soldados, señaló, y drones militares habían hecho ataques previos para despejar el camino a las fuerzas de tierra. Aunque Israel ha realizado ataques aéreos aislados en Cisjordania en las últimas semanas, Hecht dijo que los ataques del lunes suponían una escalada inédita desde 2006, cuando terminó el alzamiento palestino.
Aunque Israel describió el ataque como un operativo de precisión, una humareda se alzaba del sobrepoblado campamento, cerca de los minaretes de mezquitas Las ambulancias salían a toda prisa hacia el hospital, donde había heridos en camillas.
Topadoras blindadas avanzaban por calles estrechas para abrir camino a las tropas, dañando propiedades a su paso. Los vecinos informaron de cortes de luz en amplias zonas del campamento.
Según la agencia oficial de noticias palestina Wafa, los soldados bloquearon calles dentro del campo, tomaron casas y edificios y colocaron francotiradores en los tejados.
El Ministerio palestino de Salud informó de cinco palestinos muertos y 13 heridos, tres de ellos graves, el lunes por la mañana. Hecht dijo que se creía que hasta siete milicianos habían muerto.
En otro incidente, fuerzas israelíes mataron a un palestino de 21 años cerca de la ciudad cisjordana de Ramala, según el Ministerio.
“Nuestro pueblo palestino no se arrodillará, no se rendirá, no izará la bandera blanca, y se mantendrá firme en nuestra tierra ante esta brutal agresión”, indicó Nabil Abu Rudeineh, vocero del presidente palestino, en un comunicado.
Jordania pidió a Israel que detuviera las incursiones en Cisjordania.
El campamento de Yenín y la localidad vecina del mismo nombre han sido un punto de concentración de violencia entre israelíes y palestinos que ha escalado desde la primavera de 2022. La redada del lunes se produjo dos semanas después de otra confrontación violenta en Yenín.
“Ha habido una dinámica aquí en Yenín el último año”, dijo Hecht para defender las tácticas empleadas el lunes. “Se ha ido intensificando todo el tiempo”.
Sin embargo, también había factores políticos en juego. Miembros destacados del gobierno israelí de ultraderecha, que está dominado por colonos israelíes y sus aliados, han pedido incrementar la respuesta militar a la violencia en la zona.
“Orgulloso de nuestros héroes en todos los frentes, y esta mañana especialmente de nuestros soldados que operan en Yenín”, tuiteó el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, un ultranacionalista que hace poco pidió que Israel matara a “miles” de milicianos si era necesario. “Rezando porque tengan éxito”.
Con las muertes del lunes, el número de palestinos muertos este año en Cisjordania llegó a 131, dentro de más de un año de violencia en la región, que registra el mayor derramamiento de sangre en casi dos décadas.
El brote de violencia comenzó el año pasado tras una serie de ataques palestinos que llevaron a Israel a redoblar sus incursiones en Cisjordania.
Israel dice que las redadas pretenden acabar con la violencia armada. Los palestinos dicen que esa violencia es inevitable ante la ausencia de un proceso político con Israel, la creciente construcción de asentamientos en Cisjordania y la violencia de colonos extremistas. Ellos ven el incremento de la presencia militar israelí en la zona como un estrechamiento de la ocupación iniciada en el territorio hace 56 años.
Israel dice que la mayoría de los muertos eran milicianos, pero también han muerto jóvenes que protestaban contra las incursiones y también personas que no participaban en los enfrentamientos.
Los ataques palestinos registrados en lo que va de año han dejado 24 muertos.
Israel capturó Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza en la Guerra de los Seis Días de 1967. Los palestinos reclaman esos territorios para un estado futuro.
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