Entre consignas y pancartas que decían "esa reforma significa el fin de la democracia", numerosas personas se manifestaron en contra de la reforma del sistema judicial impulsada por el gobierno derechista del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.
La policía no dio a conocer ningún balance de participación en las marchas, pero medios israelíes hablan de "decenas de miles de personas".
Por su parte, el primer ministro israelí rechazó un llamamiento presidencial a buscar una solución de compromiso el pasado miércoles.
La oposición generada por ese proyecto, que se está discutiendo en el Parlamento israelí, dio lugar a una de las mayores movilizaciones populares de la historia de Israel.
Las protestas se concentraron en el centro de la ciudad de Tel Aviv, capital de Israel, así como otras protestas se señalaron en Haifa, al norte del país, y en Jerusalén.
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"Temo que este lugar se convierta en un estado religioso, que las leyes judías tengan prioridad y que la libertad democrática tal como la conocemos deje de existir", dijo Liat Tzvi, una investigadora de 52 años, en una de las protestas de Tel Aviv.
Por otra parte, el presidente israelí, Isaac Herzog, presentó el miércoles un esbozo de compromiso, que fue rechazado de inmediato por la coalición de gobierno, formada por partidos de derecha, ultraderecha y ultrarreligiosos.
"Quien piense que una guerra civil es imposible ignora hasta qué punto estamos cerca (...). Pero no dejaré que eso ocurra", declaró Herzog.
Reforma de Netanyahu
La ola de protestas se inició en enero, cuando Netanyahu, poco después de regresar al poder, presentó su reforma, que busca limitar las prerrogativas de la Corte Suprema.
Los manifestantes acusan a Netanyahu de buscar de ese modo evitar una eventual condena en la causas de corrupción abiertos en su contra.
Netanyahu y sus aliados consideran que esa reforma es necesaria para restablecer un equilibrio entre los legisladores y la corte Suprema, a la que consideran movida por intenciones políticas.
aag