“Hemos tenido que luchar con el principal obstáculo, que es la idea que los jóvenes no querían participar”, afirmó en 1997 la entonces presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago de Chile, Jeannette Jara, cuando discutía la refundación de la Federación de Estudiantes de Santiago de Chile que presidía.
Para la entonces estudiante de Administración Pública y militante comunista, “los jóvenes no participan cuando se trata de temas que no les interesan. Pero (...) los jóvenes cuando creen en algo se la juegan hasta el final”. Aquel año, que marcó la presentación de Jara como dirigente, fue especialmente importante en la movilización de las juventudes políticas contra las rémoras de la dictadura de Augusto Pinochet y las políticas del gobierno liberal y moderado del presidente Eduardo Frei.
Casi 40 años después, Jara sacó 26.8 por ciento de los votos en las elecciones presidenciales generales de Chile el 16 de noviembre encabezando la alianza Unidad por Chile. Fue la más votada pero ese dato palidece de cara a una segunda vuelta, el próximo 14 de diciembre, donde se avizora una amplia desventaja ante su contrincante de derecha José Antonio Kast, del Partido Republicano, quien pasó al balotaje también con apenas tres por ciento menos de votos y arropado por los demás aspirantes conservadores que se quedaron relegados.
Jara, que tuvo a su cargo la subsecretaría de Previsión Social durante dos años del segundo gobierno de Michelle Bachelet, y fue ministra del Trabajo y Previsión Social durante el actual gobierno del presidente Gabriel Boric, es una de las impulsoras de una nueva visión en el Partido Comunista chileno.
Su campaña fue difícil por salir de un gobierno que ganó las elecciones hace cuatro años proponiendo una transformación radical del Chile y no pudo completar la serie de cambios que se proponía.
La gestión de Boric llegó desgastada a las elecciones y los candidatos de derecha ganaron terreno a ese descontento, permitiendo que emergieran personajes diferentes en la oposición. La seguridad y la inmigración, temas casi inexistentes en las agendas electorales del pasado, se volvieron centrales como punto de crítica a la gestión de izquierda.
Jara propone, entre otras cosas, un ingreso vital de 800 dólares, aproximadamente, que se consolidaría luego de negociaciones y políticas graduales entre el sector público y el privado.
En materia de seguridad prometió “golpear las finanzas del crimen organizado”, mediante el levantamiento del secreto bancario: una forma de atacar no solamente con las consecuencias del crimen, sino con sus raíces.
Además, propone una serie de medidas para garantizar acceso a la salud y cuidados, dos áreas difíciles en un país altamente privatizado.
Origen y trayectoria de Jara
La actual candidata es una especialista en administración pública y tiene una gran experiencia en el sistema previsional, que fue el origen de grandes conflictos políticos en los últimos diez años ya que los fondos privados de pensiones, instaurados durante el pinochetismo, resultaron en bajísimas pensiones para quienes cotizaron durante décadas.
Fue Jara, ya como ministra de Boric, la que firmó el decreto de reforma del sistema, primer paso para mejorar los ingresos de las personas jubiladas. Una de las claves del nuevo sistema es el aporte que deberán hacer los empleadores, que hasta ahora no tenían ninguna obligación frente al sistema de pensiones.
Nacida en 1974, en la población El Cortijo, de la comuna Conchalí, Jara tiene un hijo de su segundo matrimonio con Víctor Gajardo Aguilera. Se casaron en 2013 y se divorciaron en 2021. Actualmente está en pareja con Claudio Rodríguez que, como ella es militante del Partido Comunista, desde hace 30 años.
Luego de conocerse el resultado de las elecciones en primera vuelta del pasado 16 de noviembre, Jara agradeció la mayoría de los candidatos que no pasaron a la segunda ronda y prometió llevar adelante algunas de las propuestas que llevaron al debate público: la devolución del IVA de los medicamentos, de Franco Parisi; reducción de los tiempos de espera oncológica que propuso Evelyn Matthei; y recuperar 400 barrios vulnerables, proyecto de Marco Enríquez-Ominami, entre otras.
Esa noche, la candidata presidencial destacó sus logros como funcionaria. “Quiero reivindicar lo que hemos hecho”, dijo Jara. “Recuperamos 580 mil puestos de trabajo, redujimos la informalidad en 26 por ciento, aumentamos históricamente el salario mínimo, sacamos adelante las 40 horas laborales y sacamos adelante una reforma previsional para el país, después de 43 años. Esto lo logramos hacer en tres años en los que tuve como ministra”.
“Confío en que el diálogo, respeto, cariño por Chile van a primar ante cualquier diferencia”, dijo el presidente Boric luego de los resultados. El joven mandatario, tiene 39 años, capta hoy apenas menos del 30 por ciento de aprobación en su país.
De cara a los resultados de la elección de noviembre, en la que por primera vez el voto fue obligatorio y tuvo un alto porcentaje de participación, los analistas políticos sugieren que los electores de los derechistas Matthei y Kaiser se inclinarán por el también consrvador Kast, con lo cual se superaría el 50 por ciento de los votos requeridos para ser electo presidente.
Jara tiene el difícil desafío de conquistar a votantes tanto de estos derechistas como del insondable Franco Parisi.
Un tercio de ese electorado es menor de 30 años. ¿Podrá movilizar a esa juventud detrás de su proyecto, como lo hizo hace casi 30 años cuando era una dirigente universitaria? Tal vez esa sea su batalla más importante para llegar a la presidencia de Chile.
LG