Los griegos volverán a manifestarse el viernes en la tercera jornada de duelo nacional por la catástrofe ferroviaria que mató a 57 personas, entre ellas muchos estudiantes, y provocó una ola de indignación por los fallos de la red ferroviaria.
En Atenas y en otras ciudades de Grecia, la población está llamada a protestar el viernes por la noche en silencio bajo el lema "Lloramos nuestros muertos, pedimos la verdad".
Los sindicatos ferroviarios organizan el viernes una huelga por segundo día consecutivo, denunciando "la falta de respeto que han demostrado los gobiernos a lo largo de los años hacia los ferrocarriles griegos, lo que ha conducido" a esta catástrofe.
La ira de la población no parece remitir a pesar del mea culpa entonado por el gobierno hacia los fallos "crónicos" de la red ferroviaria que han conducido a una de las tragedias más graves ocurridas en Grecia.
"Vivimos una tragedia indescriptible, lloramos la pérdida injusta de decenas de personas, principalmente jóvenes, pedimos la verdad", se lee en la convocatoria de la manifestación silenciosa del viernes.
La población quiere entender por qué un tren con 342 pasajeros y diez trabajadores fue autorizado a tomar la misma vía única que un convoy de mercancías.
Los trenes circularon varios kilómetros en la misma vía entre Atenas y Tesalónica (norte), las dos principales ciudades griegas, antes de chocar de frente el martes poco antes de medianoche cerca de Lárisa.
"¿Por qué Grecia solo aprende después de las tragedias?", preguntaba el viernes en portada el periódico Ta Nea, de izquierdas.
En Tesalónica, unas 2.000 personas protestaron el jueves por la noche, con rostros graves, aunque dejando escapar puntualmente su cólera con pedradas y cócteles Molotov.
Además, cerca de 700 manifestantes se congregaron frente a la sede del operador ferroviario Hellenic Train en Atenas.
El árbol y el bosque
Detenido tras el suceso y acusado de homicidio culposo y heridas, el abogado del jefe de la estación de Lárisa, de 59 años, dijo que su cliente reconoció "su error", pero también evocó otros factores.
"Mi cliente ha asumido su parte de responsabilidad. Pero no hay que concentrarse en un árbol cuando detrás hay un bosque", dijo el letrado Stefanos Pantzartzidis.
La televisión estatal ERT indicó que el jefe de estación había sido nombrado hace apenas 40 días y pasó una formación de solo tres meses.
Si es declarado culpable, puede ser condenado a cárcel perpetua.
Los trenes no circularon el jueves tras un llamado a la huelga de la federación de sindicatos del sector.
"Desgraciadamente, nuestras demandas constantes de personal permanente, de mejor formación y, sobre todo, de adopción de tecnologías de seguridad fueron tiradas a la basura", lamentaron.
El presidente del sindicato de conductores de tren OSE, Kostas Genidounias, agregó que toda la señalización de la línea donde hubo el accidente "está hecha manualmente". "Desde el año 2000 los sistemas no funcionan", afirmó.
Representantes sindicales de la compañía ferroviaria Hellenic Train advirtieron de esto hace tres semanas. "No vamos a esperar al accidente que va a llegar para ver a los responsables soltar lágrimas de cocodrilo", habían advertido.
La privatización mata
La empresa fue vendida en 2017 al grupo italiano Ferrovie dello Statto en el marco del programa de privatizaciones exigido por los acreedores de Grecia durante la crisis económica del país (2009-2018).
Habitantes de Lárisa también se manifestaron con pancartas en las que se leía: "La privatización mata".
"Los retrasos (en la modernización de los ferrocarriles) encuentran su origen en las patologías crónicas del sector público griego, durante décadas de debilidad", admitió el jueves el portavoz del gobierno Yannis Oikonomou.
El nuevo ministro de Transporte, Giorgos Gerapetritis, pidió perdón a las familias de las víctimas y lanzó "una autocrítica completa del sistema político y del Estado". Su predecesor dimitió en la víspera.
En plena polémica, medios griegos publicaron una carta de la antigua responsable en el país del sistema europeo de tráfico ferroviario, Christos Katsioulis, que evocaba "la mala gestión" de la aplicación "de contratos de señalización" en algunas partes de la red
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