Hunter Francis, un ex soldado y estudiante de criminología canadiense, no tiene ninguna relación personal con Ucrania, pero cuando vio que las tropas rusas estaban bombardeando zonas residenciales decidió unirse a la batalla.
"No fue realmente una decisión. Es algo que hay que hacer. Es lo correcto", dijo el joven de 24 años a la AFP. "Se supone que este tipo de cosas no deben ocurrir. No debería haber una invasión a gran escala de un país en el siglo XXI", asegura.
Su madre, amigos y familiares se conmocionaron, ante la decisión del estudiante que vive en llamada reserva de las primeras Naciones (aborígenes) de Eel Ground, en Nuevo Brunswick (Canadá).
"Todo el mundo me llamaba loco. Hay que estar loco para ir voluntariamente a una zona de guerra", admite, tranquilo y reflexivo con su equipo de combate. "A nadie le gusta hacer ese tipo de cosas. Solo hago lo que hay que hacer. Alguien tiene que hacerlo bien. Esa ha sido mi forma de pensar toda la vida", añade.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, hizo un llamado a los voluntarios extranjeros para que acudan a su país y se unan a una "brigada internacional" para luchar contra los rusos.
"Son como nosotros. Gente normal que ahora se ve arrastrada a un conflicto, y se queda a luchar", dice. "¿Y si Canadá fuera atacada y todo el mundo abandonara el país? Estaríamos solos. ¿No querríamos ayuda?".
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“Levantar la moral”
Francis voló casi 6 mil kilómetros, hasta Varsovia, con su mochila que contiene el equipo esencial, un chaleco antibalas, protecciones auditivas y un kit de supervivencia.
"En mi cartera, en un pequeño frasco, llevo algunas de las cenizas de mi abuela. Siempre quiso venir a Europa y ahora está aquí", sonríe.
En la capital polaca, le ayudó un amigo que le reservó una habitación de hotel y le llevó hasta la frontera ucraniana.
El joven tiene previsto ayudar primero en un centro de refugiados, antes de dirigirse a Leópolis y luego a Kiev. Allí recibirá un brazalete ucraniano y una pistola.
Su travesía está coordinada por Jan Plewka, un instructor de tiro polaco que ha ayudado a decenas de combatientes extranjeros.
"Nunca he estado en Afganistán, no tengo experiencia formal de combate, pero tengo mucho entrenamiento. Espero poder darle un buen uso" junto a las fuerzas ucranianas, dijo el canadiense.
Unos 20 mil voluntarios internacionales ya se han unido a la resistencia contra la invasión rusa, declaró el domingo el ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba.
La presencia de voluntarios puede ayudar a las tropas ucranianas en varios frentes, según Hunter Francis.
"Así tendrán más personal y más potencia de fuego (...) También traemos suministros, tengo toneladas de material médico que puedo distribuir", explicó. "Les subimos la moral, solo con ir allí".
A Hunter Francis los últimos días le han parecido irreales. "Tenía insomnio. Te preparas psicológicamente, ¿verdad? Estás constantemente pensando en lo que puede pasar".
También teme que los rusos apunten a combatientes extranjeros como él. "Si tienen la suerte de atrapar a un occidental, lo utilizarán en su propaganda. Habrá vídeos de torturas", dice.
Pero no siente odio hacia el enemigo.
"No siento ninguna ira hacia los rusos. No quieren estar allí", asegura. "Nadie quiere esta guerra. Nadie gana".
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