Un juez de la Corte de Apelaciones de San Francisco lamentó hoy que la política migratoria que impulsa el presidente Donald Trump repercuta en la deportación "inhumana", incluso de "los buenos hombres en este país" y rompa a sus familias.
El juez Stephen Reinhardt, de la Corte de Apelaciones del noveno circuito, respaldó a otro jurista en el rechazo de un recurso de emergencia presentado por el ciudadano mexicano Andrés Magaña Ortiz, de 43 años, cultivador de café en la región de Hawai, Kona.
Magaña Ortiz radica en Estados Unidos desde que tenía 15 años, pero con base en las nuevas órdenes de seguridad fronteriza del presidente Trump se ordenó su deportación a México.
"Estoy de acuerdo como juez, pero como ciudadano no lo hago", escribió Reinhardt en una exposición de motivos sobre la orden rechazando el recurso de Magaña Ortiz para impedir su deportación.
El juez lamentó el martes su imposibilidad para detener la deportación "inhumana" de Magaña Ortiz, un exitoso hombre de negocios en Hawai, cuya esposa e hijos son ciudadanos estadunidenses y dependen de su apoyo.
Aunque siguió la ley en el caso de Magaña Ortiz, Reinhardt expresó su pesar por las consecuencias para la familia de Magaña Ortiz y su desconcierto ante la deportación del mexicano ordenada por el gobierno estadunidense.
Trump ha afirmado que sus políticas de migración se dirigirían a los "malos hombres", escribió Reinhardt, nombrado por el ex presidente Jimmy Carter y uno de los jueces federales de apelación más liberales de la nación.
"La decisión del gobierno de deportar a Magaña Ortiz demuestra que incluso los 'buenos hombres' no están seguros", enfatizó.
Magaña Ortiz consiguió una suspensión de la deportación en 2014 para trabajar y obtener el estatus legal, dijo Reinhardt.
La esposa de Magaña Ortiz, Brenda, presentó los documentos legales necesarios hace más de un año, pero aún estaba pendiente la acción cuando Trump asumió el cargo. Posteriormente, se retiró la estancia y fue ordenada la deportación.
Por ley, se le prohibirá regresar a Estados Unidos por los siguientes 10 años después de la deportación, apuntó Reinhardt.
Después de iniciar su propia compañía, Magaña Ortiz trabajó con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos en la investigación de plagas que afectaban la cosecha de café de Hawai y permitió al gobierno usar su granja sin cargo para un estudio de cinco años.
El juez Reinhardt hizo notar estas conductas de Magaña Ortiz en su orden. "Magaña Ortiz es, a todas luces, un pilar de su comunidad y un padre y esposo devotos", resaltó.
Magaña Ortiz tiene tres hijos, de 12, 14 y 20 años. El mayor es un estudiante de la Universidad de Hawai. Ninguno habla español, lo que haría que la reubicación en México fuera una dificultad para la familia, añadió.