Vilakazi, una calle en Soweto, un barrio al sureste de Johannesburgo: es única en todo el mundo, ahí residieron dos premios Nobel: Desmond Tutu y el recién fallecido Nelson Mandela.
No puede hablarse de Sudáfrica sin mencionar a estas dos personas, cuya lucha por la libertad, la igualdad y los derechos humanos plasmó sus nombres en la historia.
Mucho antes de que se convirtiera en una de las calles más famosas del país, y de que cientos de turistas abarrotaran lo que se ha convertido en un centro social, Vilakazi fue el hogar de dos de los luchadores sociales más importantes de la historia.
En el número 8115, antes de convertirse en 1997 en el Museo Mandela House, se hallaba la humilde casa de cuatro habitaciones a la cual Madiba volvió junto con su esposa Winnie en 1990 tras ser liberado luego 27 años en prisión.
Y fue ahí, en su refugio, que el líder sudafricano descansaba tras el duro trabajo, hombro con hombro junto al entonces presidente Frederik Willem, por conseguir una democracia multirracial en un país duramente marcado por el apartheid, misma lucha que en 1993 los haría acreedores al Premio Nobel de la Paz.
A penas en julio de este año, y pese a que su salud no era óptima, Madiba hizo un recorrido por su antigua casa.
Ahí mismo en Vilakazi, se encuentra otra casa, a la que en 1975, el religioso Desmond Tutu y su familia se mudaron luego de que éste regresara de Londres, donde fungía como vicedirector del fondo teológico de educación del Consejo Mundial de Iglesias.
Tutu tuvo ofrecimientos para vivir en lugares más cómodos, pero él prefirió irse a vivir a Soweto, uno de los mayores desarrollos urbanos del país, donde las condiciones de pobreza eran innegables: un teléfono público por cada 26 mil habitantes, solo el 15 por ciento tenían electricidad y el 75 por ciento carecía de agua corriente.
Esa casa, que hoy atrae a cientos de turistas, fue el lugar desde el cual Tutu tomó parte activa en las protestas contra el apartheid, apenas un año después de su regreso de la capital inglesa.
Vilakazi, una vía que ha visto el desarrollo gracias al turismo que atrae el hecho de haber albergado a dos grandes hombres, es sin duda una parada obligada en cualquier visita a Sudáfrica.