Eran las 14:40 horas cuando Alberto Fernández salió del hotel donde se hospeda en la Ciudad de México, muy cerca del Bosque de Chapultepec, para atender una de sus prioridades de la visita a nuestro país: la fabricación de vacunas contra la covid-19.
A las afueras del Presidente Intercontinental, la comitiva de seguridad integrada por la policía capitalina, la Guardia Nacional y el Ejército, había dispuesto varias camionetas. Todas eran Suburbans negras. De repente, tras horas de espera, el presidente Fernández caminó por el lobby y abordó una de ellas de manera discreta. El vehículo había sido estacionado justo en la puerta para evitar inconvenientes.
Unos segundos después. Un doble, o por lo menos, una persona muy parecida al presidente fue escoltada por los integrantes de seguridad hasta otra camioneta. Uno de los guardias, incluso, le puso la mano en la espalda, como se acostumbra para proteger a los personajes de alto perfil mientras revolvía la mirada de izquierda a derecha en busca de amenazas.
“¡Se movió! ¡Se movió!”, se oían los gritos de los camarógrafos que cubrían la nota. Llegó la confusión y con ella el caos. Fotógrafos corriendo para intentar verle la cara al segundo hombre que caminaba erguido, seguro de sí mismo. Reporteros pidiéndole una entrevista o al menos un saludo al doble. Tripiés en el piso. Sonidos de los obturadores. La prensa mordió el señuelo.
El falso Fernández, hombre con la misma complexión, el mismo corte y tono de cabello y un traje muy parecido al que usaba el peronista, caminó unos pasos hasta otra camioneta, donde se había subido con antelación la esposa del presidente. Todo quedó en amago. El que se subió fue uno de los guardaespaldas que lo acompañaba. Él, finalmente, fue subido en otra camioneta con el resto de la comitiva.
El lunes para el presidente de Argentina empezó muy temprano. Primer día de su visita diplomática a México tras aceptar una invitación del presidente Andrés Manuel López Obrador. La agenda, repleta.
Al filo de las siete de la mañana, tiempo Ciudad de México, aterrizó su avión procedente de Buenos Aires en uno de los hangares para invitados especiales dispuesto en el AICM. Al pie del avión ya lo esperaban el canciller Marcelo Ebrard y el embajador de Argentina en México, Carlos Tomasa.
Con un toque de trompeta solemne por parte de integrantes de las Fuerzas Armadas que hicieron un pasillo de honor el presidente de la Argentina y su esposa, la señora Fabiola Yáñez, fueron recibidos con toda la gala posible. Alfombra roja y cubrebocas de por medio.
Unos pasos en tierra. Allí, al pie de la aeronave oficial sostuvo una breve conversación con Ebrard, un saludo al resto de la comitiva y de ahí al hotel. Para recibirlo, las calles de Polanco se pintó con los colores albicelestes. Banderas de Argentina fueron colgadas en los alrededores.
“¿Hay partido o qué?”, le dice una señora a un joven que camina con ella junto al hotel. Ven las cámaras haciendo guardia en el estacionamiento y aprietan el paso hasta perderse en la cuadra siguiente.
Para el mediodía, Fernández recibió en uno de los salones del Presidente Intercontinental a hombres de negocios mexicanos de empresas como América Móvil, Coca-Cola, Bimbo, Coppel y Alsea. Les dio certidumbre sobre sus inversiones y adelantó que la economía de su país empieza a recuperarse luego de una inflación de hasta 40 por ciento.
"Nosotros, la verdad es que no hablamos del pasado, hablamos del futuro. Esta es una economía que se está abriendo, vimos una recuperación en la Argentina. Todos lo externamos. Los últimos tres meses. No fue una reunión que se dedicará a hablar de cómo nos fue, sino hay que ver cómo queremos que nos vaya", revela a los medios tras el encuentro Armando Torrado, director general de Alsea.
En los laboratorios Liomont el reporte fue positivo. Una vez más el canciller Ebrard, ahora acompañado del gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, y el presidente del Consejo Directivo de la Fundación Carlos Slim, Marco Antonio Slim, dieron un recorrido junto a Fernández.
Al terminar, un fuerte operativo de seguridad desplazó al mandatario hasta la embajada de Argentina donde se celebró una reunión privada con algunos intelectuales a donde también se colaron uno que otro invitado especial como la secretaria de Energía, Rocío Nahle, la secretaria general de Morena, Citlalli Hernández y el cineasta, Epigmenio Ibarra.
dmr