Ante la escasez, los ministros cubanos deben dar la cara por televisión

La Aldea / Cuba

No fue un buen año para la isla: al bloqueo de EU se sumó el laberinto burocrático, la mala planificación y la carestía de productos básicos que obligaron al presidente Díaz-Canel a ordenar a su gabinete rendir cuentas ante la pantalla.

El mandatario Miguel Díaz-Canel y Raúl Castro durante un debate sobre la nueva Carta Magna. (AP)
La Habana /

Por primera vez en medio siglo, los ministros cubanos han debido ir a la televisión pública –más de ocho en una semana– a dar cuenta de su gestión, cuando casi al cierre del año la planificación estatal falla, los recursos financieros no alcanzan, el bloqueo de Estados Unidos arrecia y hasta el pan escasea.

“Antes, era Fidel (Castro) quien lo decidía todo y daba la cara; después Raúl (Castro) quiso hacerlo de manera colegiada, pero nunca antes yo he visto en la tv a tantos dirigentes tratando de explicar lo inexplicable”, dijo a MILENIO Pablo Alonso, 80 años, economista jubilado.

Desde hace meses, los mercados nacionales están desabastecidos, con incidencia marcada en la escasez de alimentos y transporte público, que los titulares de los respectivos sectores atribuyen a la falta de dinero fresco, tardías contrataciones en el extranjero y retrasos en las importaciones.

El caso más resonante es la carestía de pan, que la ministra de la Industria Alimenticia, Iris Quiñones, atribuyó a todos los factores anteriores juntos. Cuando comenzó 2018, admitió, “se supo que sería imposible cumplir el plan de producción de harina”, y se acudió a recursos financieros adicionales “para importar 30 mil toneladas”, pero en la práctica el cálculo quedó cuarenta mil toneladas por debajo de la demanda.

Pero quienes dirigen aquí no van a la tv por decisión propia, ni están habituados a responder a los medios, aunque todos sean oficiales. De ahí que poco después de asumir la presidencia de la república en abril pasado, Miguel Díaz-Canel hizo una advertencia: “Los ministros tienen que hablar con la prensa”, y tuiteó acto seguido que “no hay por qué creer que las rectificaciones son retrocesos, ni confundirlas con debilidades”.

Con tantos años de bloqueo estadunidense e insuficiencias de una economía estatizada, los cubanos hacen suyo el apotegma de “repartir poco entre muchos”, y desde hace una década tratan de cambiar, abriendo espacio a pequeñas y medianas empresas privadas (ya abarcan 13 por ciento de la fuerza laboral), a las cooperativas y a asociaciones con capital extranjero.

No obstante, en la cotidianidad esa urgencia choca con viejos estilos de “ordeno y mando”, y hasta con intereses creados.

Poco más de un año después de detener la entrega de permisos al sector privado para su ampliación, con la justificación de que se estudiaría la manera de “ordenarlo”, las autoridades adoptaron nuevas reglamentaciones que llegaron al extremo de prohibir el desarrollo por una misma persona de más de un negocio, aumentaron la carga fiscal y multiplicaron las gestiones burocráticas. “Es una forma no declarada de acabar” con los privados, consideró Carlos García, 45 años, dueño de un exitoso restaurante.

Las nuevas disposiciones fueron tan funestas, que cuando solo faltaban horas para su aplicación, la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Margarita González,tuvo que acudir a la tv para rectificar.

“Se han creado dudas, incomprensiones y estados de opinión desfavorables”, admitió González mientras corría el rumor de que hasta el presidente se quejó del sinsentido de las regulaciones.

La oposición y EU consideran “demagógico y populista” el desfile de ministros. Pero cubanos consultados por MILENIO no solo esperan que se mantenga, sino que “llegue hasta la renuncia de quienes no cumplen con lo que se espera de ellos y por falta de organización o previsión nos obligan a soportar una carga adicional a la del bloqueo yanqui”.

  • Manuel Somoza
  • Presidente de CI Estrategias por Somoza Musi. Ejecutivo con más de cuatro décadas de experiencia en el sector financiero. Es economista de la Universidad Anáhuac y tiene una maestría en Finanzas del Tec de Monterrey.

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