Mientras el presidente Alberto Fernández busca respaldo político en el Congreso de Argentina para el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por la deuda de 44 millones 500 mil dólares ($916 millones 428 mil 550) antes de marzo, partidos de izquierda, sindicatos y organismos de derechos humanos, entre otros, se movilizaron el martes al centro de Buenos Aires para resistir una deuda que considera “ilegítima”.
El gobierno necesita del apoyo del Parlamento al nuevo plan de pagos acordado con el FMI para que entre en vigencia antes del 21 de marzo, cuando el país sudamericano debería desembolsar 2 millones 800 mil dólares del préstamo original y con los cuales no cuenta.
Para evitar la enésima cesación de pagos en la historia de Argentina, el mandatario peronista está obligado a encarar una ardua negociación política para convencer a sus aliados que miran de reojo las exigencias del FMI y por el otro a una oposición que no parece dispuesta a pagar el costo politico de un ajuste.
“Yo no estoy poniendo en duda que nuestra fuerza política mayoritariamente nos va a acompañar, la verdad no lo estoy poniendo en duda”, manifestó Fernández, según declaraciones difundidas el martes por medios de prensa local que cubren su gira por Rusia, China y Barbados .
El presidente había sido consultado por periodistas si la renuncia del diputado Máximo Kirchner, hijo de la vicepresidenta y ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner, el 31 de enero a la jefatura del bloque oficialista en el Congreso disconforme con el FMI podría afectar el resultado de la votación.
“Tiene que ver más con especulaciones legítimas que se hacen en los medios, pero yo no le asigna importancia”, respondió.
El gobierno argentino anunció el pasado 28 de enero que respeta con el FMI un programa de facilidades extendidas (Extended Fund Facility-EFF, por sus siglas en inglés) para refinanciar los vencimientos de los próximos dos años y medio.
El país, por su parte, se comprometió a cumplir con una meta de déficit fiscal primario de 2.5 por ciento del PBI en 2022; 1.9 por ciento; en 2023 y 0.9 por ciento en 2024. Menor emisión monetaria, políticas de control de precios, control de la fuga de capitales y engrosar las reservas internacionales (500 millones de dólares este año) son otros de los puntos centrales del acuerdo. El cumplimiento de los organismos periódicos para controlar el cumplimiento de las metas.
Mientras Juntos por el Cambio, principal fuerza opositora conformada por partidos de centro derecha, adelantó que quiere acceder a la letra chica de la negociación antes de decidir su votar en el Congreso, varios cientos de militantes del Frente de Izquierda, sindicalistas y activistas de organizaciones estudiantiles interrumpieron el tránsito de la principal avenida de la capital argentina para dirigirse a la histórica Plaza de Mayo bajo el lema “Al Fondo lo enfrentamos en la calle”.
“El gobierno de los Fernández ha continuado el camino de ajuste, saqueo y subordinación al FMI que se prolongará durante años, para organizar toda la economía nacional en función de pagar una deuda odiosa, a pesar de la dura situación de pobreza de más del 40 por ciento de la población”, dijeron los convocantes en un documento. “Llamamos a rechazar ya enfrentar el pacto del gobierno con el FMI. La única deuda a pagar es con el pueblo trabajador”, advirtieron.
Argentina mantiene desde 2020 una ardua negociación con el FMI para refinanciar la deuda contraída en 2018 durante el gobierno del conservador Mauricio Macri en medio de una crisis monetaria.
El monto inicial otorgado había sido por más de 55 millones de dólares, el más grande en la historia del organismo. Al país sudamericano fueron girados 44 millones 500 mil dólares. Este año vencen unos 19 millones de dólares, la mitad de las reservas del Banco Central, y sólo en el primer trimestre es necesario cancelar 3 millones 900 mil, montos que el país no está en condiciones de afrontar.
RM