En medio de la recesión, Argentina lanzó este sábado la carrera presidencial. El mandatario liberal Mauricio Macri, que busca la reelección, se opone a Alberto Fernández, que encabeza la fórmula peronista que incluye a la exmandataria de centroizquierda Cristina Kirchner y arranca con cierta ventaja según las encuestas.
El tercero en disputa es el centrista Roberto Lavagna, aunque está bastante retrasado en un escenario polarizado entre el macrismo y el kirchnerismo, en el que se debaten los argentinos.
El país va a las urnas en medio de una recesión que comenzó el año pasado y que deja pobreza (32% en 2018), desempleo (10,1% en el primer trimestre de este año) e inflación (47,6% en 2018 y acumuló más de 19% a mayo último).
Miles de personas han ido cayendo en la pobreza en los últimos meses ante la dramática combinación de falta de trabajo e inflación, sobre todo en productos básicos como leche, carne y pan, y muchos deben a menudo acudir a comedores de caridad.
A ello se suman aumentos de hasta 1.000% en las tarifas de electricidad, gas, agua y transporte, que hasta 2015 estaban subsidiadas.
La recesión ha afectado la popularidad de Macri, un ingeniero de 60 años que busca timonear el país otros cuatro años, pero no tanto como para dejarlo fuera de carrera.
"No volver al pasado"
Crítico de las políticas proteccionistas, de controles y subsidios que caracterizaron al gobierno precedente de Cristina Kirchner (2007-2015), Macri sufrió devastadoras corridas cambiarias y recibió en 2018 un auxilio del Fondo Monetario Internacional de 56 mil millones de dólares a cambio de la promesa de lograr equilibrio fiscal este año y superávit en 2020.
Se presenta con la coalición que le ha acompañado en estos años, que integran su partido Propuesta Republicana (PRO) y la Unión Cívica Radical (UCR), a la que sumó a un sector del peronismo de derecha al incluir como aspirante a la vicepresidencia al senador Miguel Ángel Pichetto, quien hasta hace pocos días era el jefe del bloque parlamentario del Partido Justicialista (peronista).
Macri pide "no volver al pasado", en alusión al periodo kirchnerista, porque considera que sería equivalente a una autodestrucción.
Néstor López, un agricultor de 67 años, coincide con esa idea y expresa su deseo de que "se mantenga el actual gobierno". "Si bien estamos transcurriendo una situación muy difícil, se están haciendo cosas y hay seriedad en proyectos a largo plazo", dice.
Las encuestas más recientes le dan a Macri-Pichetto menos del 30% de la intención de voto.
Hacer un país "vivible"
Por su lado, la fórmula que encabeza Alberto Fernández, que reúne a diversas corrientes del peronismo de centro y de izquierda y se ubica mejor en los sondeos con más del 30% de las preferencias, exalta las dificultades económicas, en particular la pobreza y el desempleo, y se presenta como el sector de mayor sensibilidad social, prometiendo una "movilidad social ascendente" y "hacer vivible la Argentina".
Esas palabras son del agrado de Ángela Fabiana Duarte, de 40 años, desempleada y madre de un niño. "Este gobierno no me favoreció en nada, al contrario. Que se vaya este gobierno. Cuando estaba Cristina tenía trabajo", dice.
Fernández, quien fue jefe de gabinete del fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007) y también en 2008, durante el primer año de gobierno de su viuda Cristina, aportó el toque de moderación necesario para que la propuesta electoral sumara a sectores peronistas alejados de la visceral exmandataria.
Despolarizar
La tercera fuerza en disputa es la que postula la fórmula que encabeza el exministro de Economía Roberto Lavagna y secunda el gobernador de Salta, Manuel Urtubey, ambos peronistas de centro que concitan alrededor del 10% de la intención de voto.
Su espacio surgió en un intento por despolarizar a la sociedad, que en los años recientes ha girado en torno a la "grieta", como se refieren los argentinos a las agudas diferencias entre quienes adhieren al kirchnerismo y quienes comulgan con el macrismo.
Sin embargo, esa iniciativa, apoyada en los gobernadores peronistas de centro, perdió fuerza con la incorporación de Fernández a la fórmula electoral de Kirchner, que arrastró a una importante porción de lo que se conocía como Alternativa Federal y ahora se presenta bajo el nombre de Consenso Federal.
Binomios definidos
Las alianzas entregaron sus listas antes de medianoche. Quedaron así definidos los aspirantes a tomar las riendas del país. Antes del comicio presidencial del 27 de octubre, deberán someterse a primarias abiertas y simultáneas el 11 de agosto, que operan de hecho como una gran encuesta nacional pues han evitado con trabajosos acuerdos la competición interna.
En la primera vuelta de octubre, solo habrá un candidato victorioso si obtiene el 45% de los votos, o atrae el 40% y una diferencia superior a 10% con el segundo más votado. De no ser así, habrá un balotaje el 24 de noviembre.
En la primera ronda también se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado; se elegirá al gobernador de la provincia de Buenos Aires, la más grande y poblada de este país de 44 millones de habitantes, así como en otros tres distritos.