La tasa de pobreza en Argentina se redujo en el segundo semestre de 2021 en un contexto de recuperación económica y creación de empleo, pero sigue a merced de la elevada inflación que impacta de lleno en el costo de la canasta básica de alimentos y servicios.
Según informó este miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la tasa de pobreza se situó en el segundo semestre del año pasado en el 37.3 por ciento de la población urbana (17.4 millones de personas), 3.3 puntos porcentuales por debajo del nivel registrado en la primera mitad de 2021 y 4.7 puntos menos que en igual período de 2020.
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En tanto, la tasa de indigencia se ubicó en el segundo semestre en el 8.2 por ciento, 2.5 puntos por debajo de la primera mitad de 2021 y 2.3 puntos menos que en igual período de 2020.
Esta mejora se dio en el marco de la recuperación que la economía argentina tuvo en 2021, con una expansión del 10.3 por ciento que puso fin a tres años de severa recesión y que permitió la creación de 1.8 millones de puestos de trabajo y un descenso en la tasa de desempleo, que en el cuarto trimestre del año pasado bajó al 7 por ciento, su nivel más bajo desde 2016.
El impacto positivo del rebote económico no alcanzó, sin embargo, para retrotraer las tasas de pobreza e indigencia a los niveles previos a la irrupción de la pandemia de covid-19 debido a la persistente elevada inflación en Argentina, que en 2021 se aceleró al 50.9 por ciento anual.
"Logramos que la producción y el trabajo crezcan, pero no logramos todavía que la distribución sea más justa. Y en gran medida la distribución no es más justa porque la inflación mete la cola. Tenemos que trabajar en esto", dijo el presidente argentino, Alberto Fernández.
Pobreza e inflación, los grandes problemas de Argentina
Para el economista Leopoldo Tornarolli, la bajada en la tasa de pobreza se explica por el crecimiento del empleo en la última mitad de 2021 y por una desaceleración en el aumento del costo de la canasta básica de alimentos y servicios —indicador que marca la línea de la pobreza—, que fue del 14.5 por ciento en el segundo semestre, frente a un avance en el índice general de precios al consumidor del 21.3 por ciento en igual período.
Tornarolli, investigador senior del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Universidad Nacional de La Plata, dijo además a que, si bien los ingresos habrían crecido menos que el índice general de precios, lo hicieron por encima de la evolución del costo de la cesta básica de alimentos y servicios, contribuyendo así también a una reducción de la pobreza en el segundo semestre.
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El informe oficial difundido este miércoles precisa que los ingresos de los hogares indigentes se situaron en el segundo semestre de 2021 un 35.2 por ciento promedio por debajo del costo de la canasta alimentaria, mientras que los ingresos de los hogares pobres estuvieron en promedio un 36.9 por ciento por debajo de la canasta básica total.
Un horizonte sombrío para la economía
Para este año, las perspectivas respecto a la evolución de los indicadores sociales no son muy positivas.
"No tenemos muchas certezas, pero lo visto hasta ahora hace que uno sea pesimista y considere poco probable que la pobreza vuelva a reducirse durante el primer semestre de 2022", sostuvo Tornarolli.
Según el investigador, es "poco probable" que el empleo vuelva a crecer "con fuerza" como en el semestre pasado y que se registre una mejora en el salario real dada la aceleración inflacionaria que se registra desde diciembre último.
"En los dos primeros meses de 2022 el valor de la canasta básica total creció más de 10.1 por ciento y es bastante seguro que, cuando conozcamos el dato de marzo, tengamos un subida acumulada superior a 15 por en tres meses, contra el 14.5 por ciento de los últimos seis meses de 2021", indicó.
Economistas privados proyectan que la inflación se acelerará en 2022 a al menos el 55 por ciento anual, en un contexto en el que, además, Argentina se verá obligada a hacer un ajuste fiscal como parte de los compromisos asumidos ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el recientemente sellado acuerdo de refinanciación de deudas.
El gobierno asegura que el acuerdo no implicará recortes en el gasto social, aunque sí reorientarlo hacia programas de capacitación y empleo. Las organizaciones sociales, en tanto, aumentan su presión en las calles —con un plantón sobre el Obelisco de Buenos este mismo miércoles y protestas otros puntos del país— demandando más planes de ayuda social y asistencia alimentaria.
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