Bolsonaro y Lula inician la campaña más polarizada para la presidencia de Brasil

El ex mandatario regresando a sus orígenes sindicales y el actual presidente evocando a "Dios, Patria y Familia", ambos iniciaron sus campañas para la presidencia, cuya primera vuelta será el 2 de octubre.

Jair Bolsonaro y Lula da Silva competirán por la presidencia de Brasil. (Reuters)
AFP
São Bernardo do Campo / Juiz de Fora | Brasil /

El ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva y el presidente Jair Bolsonaro arrancaron este martes la campaña para las elecciones presidenciales que puede ser la más polarizada de la historia de Brasil con actos de enorme simbolismo en los que volvieron al pasado para pedir el voto.

Bolsonaro, de 67 años, inició su carrera hacia la reelección en la ciudad de Juiz de Fora, en el estado de Minas Gerais, donde un enfermo mental le apuñaló en 2018 cuando faltaba apenas un mes para la celebración de los comicios que le auparon al poder. "La ciudad donde renací", dijo en un discurso cargado de declaraciones patrióticas y alusiones a Dios y a la Biblia.

Por su parte Lula, de 76 años, revivió su pasado metalúrgico. Volvió "donde todo comenzó", a las puertas de una fábrica de Volkswagen, en Sao Bernardo do Campo, su cuna política y desde donde lideró unas protestas masivas en la década de los 70, en plena dictadura militar que duró de 1964 a 1985.

Jair Bolsonaro aspira a la relección por la presidencia de Brasil, y continuar hasta 2027. (AFP)

Bolsonaro agita la bandera contra el "comunismo" de Lula

El capitán retirado del Ejército apeló al voto religioso y agitó el fantasma del "comunismo" contra Lula en su primer día de campaña. Aunque las encuestas le siguen dando la espalda, el mandatario aún lidera entre el electorado evangélico, que comparte la misma agenda ultraconservadora a la que volvió a referirse en sus discursos.

Con una chaqueta negra abrochada hasta el cuello, Bolsonaro reiteró su promesa de luchar contra la inflación de dos dígitos, el aborto, las drogas y defender la "propiedad privada", blandiendo la amenaza "comunista" en Brasil si pierde los comicios en octubre.

"Este país no quiere retrocesos, no quiere la ideología de género en las escuelas, no quiere liberar las drogas. Este país respeta la vida desde su concepción y no quiere el comunismo", indicó en un primer acto en Juiz de Fora, la ciudad de su "renacimiento". "¡Mito, mito, mito!", le corearon centenares de seguidores. "Brasil es una gran nación, un gran país pero hasta hace poco era robado por la izquierda que había en el poder. Este país no quiere más corrupción", manifestó en alusión a los escándalos que aparecieron durante los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff.

Su esposa, Michelle Bolsonaro, suscitó igual o incluso más entusiasmo. "Ella es la persona más importante aquí", dijo el mandatario, una ferviente evangélica que cobró protagonismo en la precampaña. Vestida con una camisa amarilla, invitó al público a rezar el Padre Nuestro, lo que conmovió a muchos. 

En estas elecciones está en juego "nuestro futuro, (...) el de la familia, la patria", dijo Márcio Bargiona, un expolicía de 55 años, alineándose al lema bolsonarista "Dios, patria, familia y libertad". 
Los simpatizantes de Bolsonaro generalmente abrazan las ideas de la extrema derecha y la religión. (AFP)

Lula vuelve a sus orígenes como sindicalista para la campaña

El ex presidente Lula da Silva buscó captar en su primer discurso de campaña a los más pobres y a la clase obrera, en un acto desde el decaído cinturón industrial de Sao Paulo, donde se rodeó de cientos de metalúrgicos, a las puertas de la fábrica de Volkswagen en Sao Bernardo do Campo, en la región metropolitana paulista donde se forjó como líder sindical en los años 1970.

Desde allí lideró manifestaciones masivas en pleno régimen militar y se transformó en un líder sindical reconocido nacionalmente. Esa fue la semilla que le llevó a fundar el Partido de los Trabajadores (PT) en 1980 y que le llevó a la Presidencia entre 2003 y 2010.

"Fue aquí donde todo ocurrió: aquí aprendí a ser persona, adquirí conciencia política y donde creo que fue por ustedes que fui un buen presidente [...] en este día tan importante en mi vida, en el inicio de la campaña electoral, vine aquí a decirles que vamos a ganar la elección", aseguró el líder de las encuestas, vistiendo camisa blanca, desde una pequeña tarima rodeada de cientos de obreros.

En su discurso, que pronunció subido a una Ford Ranger roja, Lula arremetió contra la gestión económica de Bolsonaro, que, según él, ha permitido la desindustrialización del país porque "no se ha preocupado en crear empleo".

Para ello, trajo datos de la decadencia económica de un país que sufre una inflación del 10 por ciento y cuenta con unos diez millones de personas en busca de trabajo (9.3 por cietno).

"No habrá mentiras, ni fake news que le mantengan gobernando este país", sentenció entre gritos de "Lula, guerrero del pueblo brasileño".
Luiz Inácio Lula da Silva busca volver a la presidencia de Brasil tras retomar sus derechos políticos. (AFP)

A pesar de su edad, dijo sentirse "con la energía de 30" y que volverá al poder para "recuperar el país", al tiempo que criticó a Bolsonaro llamándolo "genocida" y "negacionista" por su gestión de la pandemia que dejó 680 mil muertes en Brasil diciendo que "no derramó una sola lágrima"

"Si hay alguien poseído por el demonio, ese es Bolsonaro", disparó el ex mandatario, encendiendo la platea, y quien prometió "la mayor transformación" social de Brasil, centrada en crear empleos, subir salarios y en ser de nuevo "respetados" en el mundo.

El acto se desarrolló bajo un destacado dispositivo de seguridad, con tres filas de vallas metálicas de distancia con los periodistas, y en un momento alguien desde la carretera llegó a lanzar un huevo.

"Lula es la esperanza de los brasileños para mejorar sus condiciones, representa el poder de los trabajadores", dijo el soldador Maurício Souza, de 48 años, que recibió a su candidato tocando la trompeta. 

Disputa de legados: Bolsonaro vs. Lula

Lula, que recuperó sus derechos políticos en 2021 tras la anulación de sus condenas en la megacausa anticorrupción "Lava Jato", sigue liderando los sondeos, aunque el ultraderechista parece recortar distancias. La consultora IPEC divulgó el lunes un 44 por ciento de intenciones de voto para Lula en la primera vuelta del 2 de octubre, frente a un 32 por ciento de Bolsonaro.

El electorado de Lula es más diverso, principalmente de los pobres, la minorías y la gente que simpatiza con la izquierda. (AFP)
"Es la primera vez que tendremos una disputa de legados, entre un presidente y un ex presidente", destaca Adriano Laureno, analista político de la consultora Prospectiva, quien califica la elección como la más "polarizada" desde la redemocratización (1985).

Bolsonaro la define como una batalla entre el "bien y el mal", señalando que la vuelta de Lula instalaría el "comunismo" en Brasil. Lula promete restaurar los logros sociales para las clases más vulnerables que caracterizaron su gobierno.

La principal preocupación de los brasileños, según las encuestas, es la situación económica, marcada en los últimos años por altos niveles de desempleo y una inflación que ha restado popularidad a Bolsonaro.

Aunque la tendencia es que el presidente mejore sus números con las recientes bajas de los precios de los combustibles y el aumento de ayudas sociales, la gran incógnita para los analistas es si llegará a tiempo de revertir los números.

Voto electrónico, el "orgullo nacional"

Más de 156 millones de brasileños están habilitados para votar en unas elecciones en las que también se disputan cargos de diputados, senadores y gobernadores de los 26 estados del país. La precampaña estuvo marcada por los constantes cuestionamientos sin pruebas— de Bolsonaro a la fiabilidad del sistema de voto electrónico, levantando temores de que no reconozca una eventual derrota.

Las elecciones de Brasil serán las más divisivas debido a la grandes diferencias ideológicas entre Lula y Bolsonaro. (AP)

Bolsonaro y Lula coincidieron en la noche en Brasilia, en la investidura del juez Alexandre de Moraes como presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE). Sentados casi frente a frente, Bolsonaro en el estrado y Lula en primera fila en la platea, no cruzaron palabra, al menos delante de las cámaras. 

"Somos una de las mayores democracias del mundo (...) pero somos la única que contabiliza y divulga los resultados en el mismo día, con agilidad, seguridad, competencia y transparencia. Eso es motivo de orgullo nacional", afirmó Moraes, blanco frecuente de las críticas de Bolsonaro. 

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