El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó en una entrevista televisiva que el racismo “es una cosa rara” en su país, pese a los evidentes ejemplos de discriminación que sufren cotidianamente las personas negras.
El jefe de Estado intentaba defenderse de sus opositores, que lo acusan de exabruptos racistas, machistas y homofóbicos.
“Esa cosa del racismo en Brasil es algo raro, están todo el tiempo intentando colocar al negro contra el blanco, homosexual contra heterosexual”, afirmó en una entrevista difundida el martes por la noche en el canal Rede TV.
“Parece que soy así: homofóbico, racista, fascista, xenofóbico... pero gané la elección. Con un currículum así, no debería haber sido elegido ni para concejal. La población comprendió que estaban disparando contra una persona inocente”, dijo el mandatario ultraderechista.
Según Bolsonaro, para ejemplificar que no es racista, relató una anécdota en 1978, cuando, siendo soldado, salvó a un colega negro que cayó en un lago durante un entrenamiento.
La desigualdad social en Brasil es más acentuada entre la población negra, según estadísticas oficiales, pese a que existen algunas políticas como la ley de cuotas, que permitió a numerosos negros acceder a la universidad, un espacio tradicionalmente reservado a las élites.
A pesar de que 54 por ciento de los brasileños se autodefinen como negros o mestizos, las personas con ese color de piel ocupan apenas 5% de los cargos ejecutivos en las empresas y apenas una cuarta parte en la Cámara de Diputados.