El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, movilizó a centenares de miles de seguidores y aseguró que la izquierda no volverá al poder, en ocasión del bicentenario de la Independencia que la oposición le acusó de usar con fines electorales.
"No tengo mucha educación, digo palabrotas, pero no soy un ladrón", dijo en referencia a su principal rival en la elección de octubre, el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, que estuvo preso en el marco de la operación Lava Jato.
Bolsonaro habló ante decenas de miles de seguidores que colmaron el paseo marítimo de la icónica playa de Copacabana, en Rio de Janeiro, horas después de un discurso similar en Brasilia, donde también fue aplaudido por una multitud reunida para un desfile cívico-militar por el Bicentenario de la Independencia.
El presidente de ultraderecha dijo que en Brasil se libra una "lucha del bien contra el mal" y que la izquierda "no volverá a la escena del crimen", refiriéndose a los escándalos de corrupción que sacudieron los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff entre 2003 y 2016. "Este tipo de personas tienen que ser extirpadas de la vida pública", agregó, criticando también a los gobiernos de izquierda de Argentina, Nicaragua y Venezuela.
Bolsonaro utilizó la gran concurrencia a los actos en Brasilia, Rio y también en Sao Paulo, para cargar contra los sondeos de opinión pública, que lo muestran en desventaja para la elección del 2 de octubre.
"Aquí no está la mentirosa Datafolha. Aquí está nuestro Datapovo (Datapueblo)", dijo en alusión a la consultora que le atribuye 32 por ciento de las intenciones de voto contra 45 por ciento a Lula. Esta idea tuvo eco entre el público.
"Aquí es posible percibir cuánta gente está realmente apoyándolo. Confío en su victoria, si es que no hay fraude", dijo Luiz García, un instructor de tiro de 34 anos.
En un tono menos belicoso que el 7 de septiembre del año pasado, cuando aseguró que "solo Dios" lo sacaría del poder, Bolsonaro bromeó en Brasilia y recomendó a los solteros que se busquen una "princesa". Acto seguido besó a su esposa Michelle y aludió a su supuesta potencial sexual, lo que fue celebrado por sus seguidores con vítores.
Una fiesta patria usada con fines electorales
Tradicionalmente, el desfile militar en Rio se celebra en el centro de la ciudad, pero el jefe de Estado insistió en que este año los soldados marcharan en el lugar donde suelen tener lugar las manifestaciones bolsonaristas, lo que contribuyó a mezclar la fiesta nacional con la manifestación política en su apoyo.
Antes de la celebración militar en Copacabana, Bolsonaro participó en una caravana de motociclistas por barrios de la zona costera.
"Bolsonaro claramente utilizó una fecha simbólica para la historia de Brasil de forma electoral", dijo Adriano Laureno, analista político de la consultora Prospectiva.
Lejos de intentar agradar a los votantes de centro o indecisos, analistas coinciden en que su discurso apuntó a sus seguidores más fieles, muchos de los cuales levantaron consignas golpistas pidiendo la intervención de las Fuerzas Armadas y el cierre del Supremo Tribunal Federal, al que acusan de "activismo judicial" contra Bolsonaro.
El mandatario "no hizo ataques tan directos contra las instituciones, las urnas electrónicas o los jueces del Supremo Tribunal Federal (como en 2021), pero estuvo presente y avalando manifestaciones en las que ese era el principal asunto", afirma Laureno.
"Bolsonaro utiliza a su favor esa dualidad: autoriza a su base a lanzar los ataques más pesados, mientras él adopta un tono más moderado para no recibir tantas críticas", analiza Laureno.
Suely Ferreira, de 64 años, era una de las brasileñas que llevaba una bandera pidiendo una intervención militar. "Una dictadura de toga, de nuestra Corte, está arruinando el país, completamente omisa al pueblo", dijo.
El Supremo Tribunal Federal abrió varias investigaciones contra Bolsonaro, especialmente por difusión de noticias falsas, lo que le ha convertido en uno de los blancos habituales del ultraderechista y sus seguidores más fervientes.
Para el politólogo Mauricio Santoro, de la Universidad Estatal de Rio de Janeiro, los actos de este miércoles "muestran que Bolsonaro mantiene una gran capacidad de movilizar a sus seguidores más fieles", lo cual podría darle pie para "cuestionar el resultado de las elecciones".
La oposición acusó al presidente de Brasil de "usurpar" los festejos nacionales con fines electoralistas.
"200 años de independencia hoy. El 7 de septiembre debería de ser un día de amor y unión para Brasil. Infelizmente, eso no está pasando. Tengo fe en que Brasil reconquistará su bandera, soberanía y democracia", tuiteó Lula.
Al igual que otros opositores, Lula anunció que impugnará ante el Tribunal Superior Electoral los actos de este miércoles.
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