Los brasileños acudieron a la Facultad de Derecho de la Universidad de Sao Paulo para escuchar un manifiesto que denunciaba la brutal dictadura militar y pedía el regreso del Estado de derecho. Eso fue en 1977. Casi 45 años después, miles de personas se congregaron en ese mismo lugar el jueves para la lectura de dos documentos inspirados en la "Carta a los Brasileños" original.
Los nuevos manifiestos defienden las instituciones democráticas de la nación y el sistema de voto electrónico, que el presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro, ha atacado repetidamente mientras busca la reelección. Aunque no se nombra al mandatario en ninguno de los dos documentos, los analistas señalan que está muy claro a quién se dirigen.
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Subrayan la preocupación generalizada de que Bolsonaro pueda seguir los pasos del ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y rechace los resultados de los comicios e intente aferrarse al poder. En un país donde la democracia tiene apenas unas décadas de antigüedad, ese fantasma ha animado a cientos de miles de personas —incluso a las que antes se abstenían de pronunciarse en público— a firmar las cartas. El presidente no solo se ha negado a hacerlo, sino que menospreció las iniciativas.
"Estamos en peligro de un golpe de Estado, por lo que la sociedad civil debe levantarse y luchar contra eso para garantizar la democracia", dijo José Carlos Dias, un exministro de Justicia que ayudó a redactar la carta de 1977 y las dos que se leerán el jueves.
En Sao Paulo, los conductores atrapados en el tráfico en una de las principales vías de acceso a la Facultad de Derecho aplaudieron y tocaron la bocina mientras los estudiantes marchaban y coreaban consignas a favor de la democracia. Una enorme máquina de votación electrónica inflable junto a la entrada principal del edificio decía "¡Respete el voto!".
En el interior, cientos de invitados se reunieron en el Gran Salón de la universidad para escuchar discursos, mientras que otros se quedaron afuera mirando en grandes pantallas planas.
El primero de los nuevos textos, elaborado por los alumnos de la Facultad de Derecho, ha recabado más de 880 mil firmas desde su presentación online el 26 de julio. Entre los firmantes hay músicos como Caetano Veloso y Gilberto Gil, y banqueros, ejecutivos y candidatos presidenciales de alto perfil. El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que lidera las encuestas para las elecciones de octubre, es uno de ellos.
El otro documento se publicó en la prensa el 5 de agosto y ha recibido menos atención pública, pero los analistas políticos dijeron que es más importante. Está respaldado por asociaciones que representan a cientos de empresas de los sectores financiero, petrolero, de la construcción y el transporte.
Las empresas, que normalmente son reacias a posicionarse políticamente en público, están aparentemente preocupadas porque un retroceso de las normas democráticas sea perjudicial para su negocio, afirmó Carlos Melo, profesor de ciencia política en la Universidad Insper de Sao Paulo.
"La novedad es que sectores que se han mantenido neutrales, o que incluso se han mostrado de algún modo favorables al presidente, también han firmado, porque se vieron en riesgo", agregó Melo. "La democracia es importante para la economía".
El compromiso de Bolsonaro con la democracia ha estado bajo escrutinio desde su llegada a la presidencia, en gran medida porque el excapitán del ejército ha glorificado de forma insistente las tres décadas de dictadura. A principios de año, se reunió con el líder autocrático de Hungría, Viktor Orban, y con el ruso Vladimir Putin.
Desde hace más de un año, Bolsonaro ha afirmado que las máquinas de votación electrónica son propensas al fraude, aunque nunca ha presentado evidencia alguna. En un momento dado, amenazó con suspender los comicios si el Congreso no aprobaba una norma para introducir recibos impresos de los votos. El proyecto de ley no salió adelante.
Comenzó a expresar su deseo de que las fuerzas armadas tuviesen una mayor implicación en la supervisión de las elecciones y, la semana pasada, oficiales del ejército visitaron la sede de la autoridad electoral para inspeccionar el código fuente de las máquinas. Bolsonaro ha denunciado que parte de los altos cargos de la institución trabajan en su contra.
Cuando presentó su campaña, Bolsonaro pidió a sus seguidores que inunden las calles para celebrar el Día de la Independencia, el 7 de septiembre. El año pasado, en esa fecha, decenas de miles de personas acudieron a su llamado y el presidente les dijo que solo Dios puede apartarlo del poder. Amenazó con sumir a la nación en una crisis institucional al declarar que ya no acataría las sentencias de un juez del Supremo Tribunal Federal. Más tarde se retractó alegando que sus declaraciones fueron fruto del calor del momento.
La retórica de Bolsonaro llega a su base, pero lo aliena cada vez más en el plano político, dijo Melo. Desde el año pasado, la autoridad electoral ha sido proactiva a la hora de contrarrestar las críticas al sistema de votación. Sus principales responsables, que son también jueces del Supremo Tribunal, han realizado repetidas declaraciones en su defensa. Detrás de escena, han estado trabajando tiempo extra para reclutar aliados en el poder legislativo y en el sector privado, aunque muchos no se han hecho eco de su posicionamiento en público.
Un punto de inflexión se produjo el mes pasado cuando Bolsonaro convocó a embajadores extranjeros al palacio presidencial para aleccionarlos sobre las supuestas vulnerabilidades del sistema de voto electrónico. Desde entonces, tanto los líderes del Congreso como el fiscal general, todos ellos considerados aliados del presidente, han expresado su confianza en la fiabilidad del sistema.
Estados Unidos también se pronunció. El Departamento de Estado emitió una declaración al día siguiente de la reunión de los embajadores que indicó que el sistema electoral brasileño y sus instituciones democráticas son un "modelo para el mundo". Además, en una conferencia regional de ministros de Defensa celebrada en julio en la capital, Brasilia, el estadunidense, Lloyd Austin, apuntó que los militares deben llevar a cabo sus misiones con responsabilidad, especialmente durante las elecciones.
Las cartas que se leerán el jueves —que en cualquier otro momento habrían sido un ejercicio relegado a los académicos— han tocado una fibra sensible en la sociedad. En los últimos días, las televisoras han emitido videos de artistas leyendo el compromiso prodemocrático y se están convocando marchas en 21 ciudades de todo el país.
Uno de los invitados a hablar es Arminio Fraga, un destacado administrador de activos y ex jefe del banco central durante una administración de centroderecha.
"Estoy aquí hoy, en esta sala, en esta universidad, con un grupo tan diverso que a veces luchó en lados opuestos, haciendo todo lo posible ahora para preservar lo que es sagrado para todos nosotros. Esa es nuestra democracia", dijo Fraga, un crítico abierto de Bolsonaro.
Dias, el ex ministro de Justicia, subió más tarde al escenario para leer la primera de dos cartas, calificando el día como "un momento sin precedentes". Bolsonaro, por su parte, ha minimizado las preocupaciones y desestimado los manifiestos.
"No necesitamos ninguna cartita para decir que defendemos la democracia, para decir que vamos a cumplir la Constitución", dijo el presidente a los políticos aliados el 27 de julio.
Aun así, la preocupación por la retórica del mandatario se ha extendido incluso entre algunos aliados, dijeron dos ministros del gobierno que hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a discutir el asunto públicamente.
Los ministros apuntaron que Bolsonaro convoque a sus partidarios a salir a la calle está justificado, pero les preocupa que su forma de expresarse pueda llevar a algunos a creer que está incitando a la violencia. Los impulsos del mandatario y sus encendidas reacciones han socavado también sus esfuerzos para mantener la paz entre la administración y otras instituciones, añadieron.
El partido de Bolsonaro se ha distanciado de las afirmaciones de que las elecciones podrían verse comprometidas. El líder de la formación le aseguró al presidente de la corte electoral que confía en el sistema de votación, indicó Augusto Rosa, vicepresidente del partido.
Será una ardua batalla para Bolsonaro. Más de la mitad de los encuestados por la empresa Datafolha dijeron que no votarán por él bajo ninguna circunstancia. Pero su apoyo ha subido recientemente debido a la caída del desempleo, la reducción del precio de la gasolina y el aumento del gasto en bienestar social. Algunos sondeos dicen que Lula tendría una ventaja de menos de 10 puntos en la primera ronda de la votación. Una carrera ajustada haría que las promesas preelectorales de respetar los resultados sean más relevantes.
Para el analista político independiente Thomas Traumann, el manifiesto encabezado por la industria es el documento más importante en Brasil desde su Constitución de 1988. "Va a haber gente defendiendo la democracia, algo que no hemos visto desde la dictadura", afirmó Traumann por teléfono. "Aislar al golpismo en este momento es muy importante".
dr