La centroderecha ganó las alcaldías de São Paulo y Río de Janeiro con la reelección de Bruno Covas como alcalde paulista y la victoria de Eduardo Paes frente al actual regidor carioca Marcelo Crivella, quien perdió en segunda vuelta para su reelección durante las elecciones municipales de brasil.
Estas elecciones también representaron una caída para el Partido de los Trabajadores (PT) del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que no ganó ninguna de las capitales estatales dentro de la segunda vuelta, representando su mayor derrota electoral en su historia, así como para varios candidatos respaldados por el presidente Jair Bolsonaro. Unos 38 millones electores estaba llamados a las urnas para elegir a los alcaldes en balotaje.
La derrota de Crivella, apoyado por Bolsonaro, contra el ex alcalde de Río
En Río de Janeiro, la alcaldía recayó en manos del ex alcalde Eduardo Paes, quien obtuvo el 64.11 por ciento de los votos tras recibir el apoyo crítico de un variopinto grupo de partidos tanto de izquierda como derecha que tienen en común su animadversión al presidente Jair Bolsonaro.
Crivella, quien perdió con el 35.89 por ciento, contaba con el aval del líder de la ultraderecha brasileña, quien tenía sus cartas puestas en Río de Janeiro tras el varapalo sufrido en la primera vuelta por los candidatos bendecidos por él.
Crivella, sobrino del fundador de Pare de Sufrir
Marcelo Crivella, además de ser aún el alcalde de Río de Janeiro, es pastor evangélico de la Iglesia Universal del Reino de Dios y sobrino del fundador de la iglesia, Edir Macedo, quien no sólo tiene su iglesia neopentecostal con amplia presencia en América Latina, incluído México; posee además un cadena de televisión en Brasil (Rede Record) y cuenta con un brazo político en el Congreso de Brasil: el partido Republicanos.
"Soy el hombre más feliz del mundo porque soy el alcalde de Río", solía decir Eduardo Paes, quien estuvo ocho años al frente de la 'cidade maravilhosa' de 2009 a 2016, en su período de mayor esplendor reciente.
Entusiasta del carnaval y de un estilo distendido que combina con la esencia de Río, Paes volvió al ruedo fortalecido por los altos índices de rechazo hacia Crivella.
"Marcelo Crivella no comprende la ciudad", asegura Paes, quien se promueve como el buen gestor que "rescatará" a Río del "abandono".
Nacido en una familia carioca de clase media, se formó en abogacía y ejerció desde los 23 años distintos cargos públicos: fue subalcalde de una región en Río, el concejal más votado de la ciudad, secretario municipal de Medio Ambiente y diputado federal.
Tras pasar por numerosos partidos, en 2008 ganó la alcaldía por el MDB, un heterogéneo grupo de centro y centroderecha con el que gobernó durante dos mandatos.
Su gestión estuvo marcada por el optimismo y las reformas para convertir a Río en la sede de los Juegos Olímpicos-2016, un evento que permitió modernizar el sistema de transporte y algunas infraestructuras, pero que dejó varios "elefantes blancos" y promesas sin cumplir, como la descontaminación de la icónica Lagoa Rodrigo de Freitas.
Tras los Juegos, y ya con una crisis económica instalada en todo Brasil, la ciudad entró en declive y vivió una sucesión de escándalos de corrupción, que no salpicaron a Paes directamente, así como el colapso de la seguridad pública y el deterioro de los servicios de salud, agravado este año por la pandemia.
A sus 51 años y afiliado al partido Demócratas, Paes promete volver a poner la casa en orden y mantener relaciones pacíficas con la administración del Estado de Río, gobernada actualmente por un interino, y con el gobierno federal de Jair Bolsonaro.
Bruno Covas conserva el respaldo frente a una victoria de la nueva izquierda
En São Paulo, el mayor colegio electoral del país con nueve millones de votantes, se cumplieron las proyecciones de las encuestas con la victoria del actual alcalde Bruno Covas, del PSDB.
Covas, nieto del histórico político Mario Covas, cuenta con el aval de su antecesor, quien renunció al cargo para postularse a gobernador del estado homónimo, João Doria, quien se ha alzado como el principal rival político de Bolsonaro dentro del campo conservador.
Logró desde entonces construir una imagen de administrador moderado, en plena pandemia de coronavirus, y se impuso en la segunda vuelta con el 59.38 por ciento de los votos frente al 40.6 por ciento obtenido por el izquierdista Guilherme Boulos del PSOL, quien no pudo ir a votar tras dar positivo por covid-19 en la recta final de la campaña electoral.
La primera gran victoria del PSOL
El Partido Socialismo y Libertad fue fundado en 2004 tras la salida de un sector del Partido de los Trabajadores (PT) de los ex presidentes Luiz Inácio Lula Da Silva y Dilma Rousseff. Durante las elecciones locales, ganó la ciudad de Belem con Edmilson Rodrigues, siendo la primera gran victoria del partido de ahora está representando la nueva izquierda de Brasil.
El partido tiene como bases ideológicas el feminismo, el ecologismo, el socialismo del Siglo XXI, la diversidad étinca y racial y el anticapitalismo. Tras el feminicidio de la concejal de Río de Janeiro, Marielle Franco, en 2018 (de origen afrodescendiente, nacida en las favelas y de la comunidad LGBT al ser abiertamente lesbiana), en que su viuda, Monica Benicio, ya es concejal de la ciudad carioca.
Boulos, de 38 años, se ha alzado como la principal voz de la izquierda en Brasil tras llegar al balotaje de la mano del emergente Partido Socialismo y Libertad, y ha asumido una parte del protagonismo que durante décadas ha tenido Lula dentro del campo progresista.
A diferencia Doria, un 'outsider' dentro del PSDB que surfeó en la ola antisistema de los últimos años, Covas representa una cara más tradicional del partido.
En 2020, al desafío de encarar la elección se le sumaron otras dos batallas duras: la pandemia de coronavirus, que mató a 14 mil personas en la ciudad y lo contagió a él mismo, y el tratamiento de un cáncer en el aparato digestivo, diagnosticado en 2019, que le afectó también el hígado y los ganglios linfáticos.
A pesar de su aspecto delgado y de la pérdida de cabello por la quimioterapia, Covas continuó trabajando e hizo instalar, en pleno auge de la pandemia que mató a casi 173 milpersonas en Brasil, su cama en el despacho de la Alcaldía para ocuparse de la ciudad y de su salud sin interrupciones. Con exámenes regulares y sesiones de inmunoterapia, los médicos afirman que su enfermedad está controlada.
La derrota, tanto para Bolsonaro como a Lula Da Silva
Bolsonaro, quien se encuentra sin formación tras haber abandonado el año pasado el Partido Social Liberal (PSL) por divergencias con sus líderes, transfirió su apoyo público a un total de 13 aspirantes, de los cuales 11 fueron derrotados en las urnas.
Además de Río de Janeiro, el "bolsonarismo" también cedió este domingo en Fortaleza, donde Wagner Sousa Gomes, conocido como el "capitán Wagner", perdió por un estrecho margen. Sin embargo, su hijo Carlos Bolsonaro consiguió su reelección como concejal de Río de Janeiro en la primera vuela, que se realizó el 15 de noviembre.
Pese a que a que la izquierda consiguió contener la sangría vivida en las municipales de 2016, el tradicional Partido de los Trabajadores (PT) terminó de confirmar el descalabro ya vivido en la primera vuelta tras perder las elecciones en Recife y Vitoria, las dos capitales que disputaba.
En Recife, Marilia Arraes, ahijada política de Lula, perdió ante su primo Joao Campos, quien se convirtió en el alcalde electo más joven en una capital de Brasil, con 27 años. En Vitoria, un antiguo reducto electoral del PT, el candidato del partido Republicanos, el comisario Lorenzo Pazolini, desbancó al progresista Joao Coser con un 58.50 por ciento de los votos.
Esta es la primera vez que el PT, considerado por muchos años como el principal referente del campo progresista de Brasil, no gobernará a ninguna de las capitales brasileñas desde 1985. El partido, que ya gobernó por dos veces São Paulo, llegó al récord de nueve capitales en 2004, en el segundo año del mandato presidencial de Lula.
Una jornada electoral sin incidentes
Con una abstención récord en São Paulo y Río de Janeiro, el proceso se desarrolló casi sin incidentes y bajo estrictas medidas de seguridad por la covid-19, ya que Brasil es el segundo país con más muertes en el mundo por la enfermedad, con más de 172 mil fallecidos, y el tercero con más casos, con cerca de 6.3 millones de contagios.
El escrutinio fue notablemente más rápido que en la primera vuelta, cuando un intento de ataque cibernético retrasó varias horas la divulgación de los resultados. En Brasil, el voto es obligatorio y se hace mediante urna electrónica, una modalidad considerada fiable según los especialistas, pero que ha sido puesto en duda por el presidente Jair Bolsonaro.
El mandatario no sólo cuestionó hoy el sistema electrónico de Brasil, sino que aprovechó la cita para denunciar el "fraude" en los comicios estadunidenses, donde el voto es en papel.
"La prensa no lo divulga, pero yo tengo mis informaciones, y no sirve de nada decírselas a ustedes porque no las van a divulgar, de que realmente hubo muchos fraudes (en las elecciones de Estados Unidos)", afirmó Bolsonaro, uno de los pocos mandatarios que aún no ha felicitado a Joe Biden por su elección como presidente de Estados Unidos.
dmr