Decenas de miles de colombianos protagonizaron este jueves una de las marchas más robustas de los últimos tiempos en contra de las políticas del presidente Iván Duque, cuyo gobierno conservador luce debilitado tras quince meses en el poder.
El diverso y abultado grupo de convocantes, entre ellos sindicatos, estudiantes, indígenas, artistas, ambientalistas y partidos opositores, lideraron un "paro nacional" contra los lineamientos políticos económicos, sociales y de seguridad del mandatario, justo cuando su popularidad está en rojo.
"Es un acumulado de situaciones que esperamos nosotros que, así sea en una gran mesa nacional de concertación, empecemos a revisar", explicó Julio Roberto Gómez, presidente de la Confederación General del Trabajo, una de las organizadoras.
Aunque no coincidieron en un cálculo definitivo, cuatro voceros de organizaciones que promovieron el paro aseguraron que más de un millón de personas se manifestaron en todo el país. La ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, los estimó en cerca de 207 mil en el "pico más alto" de la jornada.
Gutiérrez aseguró que "en términos generales los participantes en las marchas lo hicieron de manera pacífica", aunque posteriormente se reportaron enfrentamientos entre encapuchados y autoridades en Bogotá, Manizales, Santa Marta y Cali, que dejaron 37 policías y 42 civiles heridos, junto a 36 detenidos en otras ciudades.
Por "saqueos" y "hechos violentos", en los que resultaron lesionados 23 uniformados y dos manifestantes del total nacional, la alcaldía de Cali decretó toque de queda desde las 19:00 de este jueves hasta las 06:00 horas del viernes.
En la capital Bogotá los policías antidisturbios se enfrentaron con estudiantes, que pretendían llegar al aeropuerto internacional, y con encapuchados en la Plaza de Bolívar.
La mayoría de las movilizaciones menguaron en la tarde, especialmente en la capital por lluvias. También hubo plantones en Madrid, Berlín y Sídney.
¿Paro indefinido?
Con aire de victoria, algunas centrales obreras y manifestantes llamaron a mantenerse en las calles hasta que les responda el gobierno de Duque, quien ha debido encarar durante su mandato protestas de menor envergadura.
"Este paro está programado por 24 horas, pero si el gobierno no hace un pronunciamiento respecto a las solicitudes de los manifestantes, muchos de nosotros nos mantendremos en el paro de manera indefinida", dijo Óscar Romero, directivo de la Central Unitaria de Trabajadores, uno de los principales sindicatos.
La estudiante universitaria Johanna Suárez acompañaba la protesta hacia la Plaza de Bolívar, el corazón político de Colombia, una nación de 48 millones de habitantes. Alrededor suyo los estudiantes cantaban, bailaban y algunos tocaban instrumentos musicales.
"La idea de un paro es que continúe a través del tiempo", afirmó Suárez. A su lado caminaban guardias indígenas y campesinos llegados del sur del país.
En Medellín, uno de los lugares con más asistencia, el ex comandante máximo de la exguerrilla FARC, Rodrigo Londoño Timochenko, pidió al presidente que escuche las reivindicaciones. "Espero que escuchen al pueblo, tengo la esperanza de que razonen".
Iván Duque monitoreó el paro
Duque, que reconoce la legitimidad de algunos reclamos, seguía el desarrollo del paro en un puesto de mando unificado en Bogotá con las más altas jerarquías militares y policiales, y los ministros de Defensa e Interior.
"No se puede invocar derechos para pasar por encima de los derechos de los demás", dijo temprano, en referencia a posibles vandalismo y afectación a la movilidad.
Antes de la protesta social, el gobierno cerró las fronteras y desplegó militares en algunas ciudades apelando a mantener el "orden público". También expulsó a 24 venezolanos acusados de querer infiltrarse en las marchas y la policía realizó controvertidos allanamientos contra centros culturales y medios de comunicación alternativos.
Sin mayorías en el Congreso y un rechazo del 69 por ciento en las encuestas, Duque aseguró que la huelga responde a una campaña de "mentiras" que busca desatar la violencia.
Pero el analista Jason Marczak consideró las marchas como una demostración del "descontento en la región". "Los reclamos no resueltos y la profunda polarización sirven de escenario para esta manifestación masiva", opinó el experto del centro de estudios Atlantic Council, con sede en Washington.
Las centrales obreras convocaron la protesta el mes pasado, y luego se les sumaron diversos sectores.
El movimiento obrero rechaza supuestas reformas para flexibilizar el mercado laboral y cambiar el sistema de pensiones, los indígenas exigen protección por el asesinato de 134 comuneros desde que asumió Duque, y los estudiantes más recursos para la educación pública.
Todos cuestionan las políticas económicas del gobierno, su política de seguridad enfocada en el combate del narcotráfico, el asesinato de decenas de líderes sociales y su intento de modificar el pacto de paz que desarmó a las FARC en 2016.
Colombia, que prevé un crecimiento económico superior al promedio regional, pero con altos índices de desigualdad y desempleo, el "paro nacional" provocaba especial expectación por la convulsión social que, sin denominador común, ha sacudido a Ecuador, Chile y Bolivia.
dmr