El Congreso de Brasil eligió este lunes a sus líderes tanto en la Cámara de Diputados como del Senado en unos comicios en los que el presidente, Jair Bolsonaro, buscaba colocar a dos aliados que faciliten sus dos últimos años de mandato, Rodrigo Pacheco, quien ya fue electo como presidente del Senado, y Arthur Lira, con la vista puesta en su reelección en 2022 y evitar los procesos de juicio político en su contra por su gestión de la pandemia.
El tránsito en la Explanada de los Ministerios, céntrica avenida de Brasilia en la que se sitúa el palacio legislativo, fue bloqueado desde la mañana de este lunes y permanecerá así hasta que concluya el proceso, lo que pudiera ocurrir durante la madrugada del martes.
El Congreso decide a sus propios líderes
Mientras que en Estados Unidos y Argentina el vicepresidente es quien preside la Cámara Alta; en Brasil, los propios congresistas son quienes deciden a sus presidentes del poder legislativo como en México.
La sesión arrancó con la elección en el Senado, de 81 miembros, en la que el candidato apoyado por el mandatario, Rodrigo Pacheco (Demócratas, derecha), siendo como gran favorito. Tenía inicialmente cuatro rivales, pero tres de ellos desistieron a favor de Simone Tebet, del emblemático Movimiento Democrático Brasileño (MDB, centro).
Después será el turno de la Cámara, de 513 diputados, donde el mandatario, que no tiene partido, ha tejido alianzas para que sea electo Arthur Lira, del partido Progressistas (PP, derecha).
El único de los otros siete adversarios con posibilidades de desafiarlo es Baleia Rossi, del MDB, que cuenta con el apoyo del actual líder de la cámara, Rodrigo Maia (DEM).
En Brasil, los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado, segundo y tercero respectivamente en la línea sucesoria detrás del vicepresidente Hamilton Mourão, determinan la agenda de votaciones.
El líder de la cámara baja decide, además, si admite los pedidos de juicio político. Ambas votaciones son presenciales y secretas. Los diputados aún no eligen a su presidente.
Una elección rutinaria que se define el futuro político de Bolsonaro
Hay actualmente unas 60 peticiones de destitución contra Bolsonaro, una veintena de ellas por su caótica gestión de la pandemia, que ya ha dejado unos 225 mil muertos en Brasil.
Maia, que ha mantenido una tensa relación con Bolsonaro en los dos primeros años de su mandato, se irritó con las maniobras del gabinete del presidente para atraer a personas de su propio partido para la candidatura de Lira. El diputado llegó a amenazar con aceptar este lunes, último día de su mandato, uno de los pedidos de juicio político, antes de desdecirse.
Los mercados esperan que el entendimiento entre el gobierno y el legislativo permita avanzar con el programa de ajustes y privatizaciones. La Bolsa de São Paulo subía antes del cierre más de 2 por ciento, alentada por esa perspectiva y por el apaciguamiento de la agitación en Wall Street por inversionistas aficionados.
También ha adelantado que, en ese nuevo escenario parlamentario, podría plantearse una reforma del gabinete a fin de ceder algunos puestos a las fuerzas políticas que respaldan a Lira, quien a cambio estancaría las iniciativas que buscan la destitución del gobernante.
El presidente no ha escondido su intención de "influir" en el proceso de elección de las autoridades parlamentarias, lo que para la oposición de centro y la derecha moderada constituye una presión "indebida" que pudiera vulnerar la independencia de los poderes.
Los analistas advierten que la apuesta de Bolsonaro es arriesgada, porque si ganan sus candidatos quedaría rehén del "centrão" , un grupo de partidos, al que pertenecen Lira y Pacheco, de índole conservador y que suele aliarse al mejor postor con quien más les ofrezca en cargos u obras públicas para sus circunscripciones.
Muchos de esos partidos integraron la base de la expresidenta de izquierda Dilma Rousseff, pero cuando esta se vio debilitada votaron su destitución.
dmr