El gobierno cubano comenzó con la aplicación de las primeras restricciones al transporte de pasajeros por ferrocarril, así como a las producciones de acero y cemento por la crisis energética que vive la isla, al tiempo que la oposición interna llamó a manifestaciones públicas.
El presidente Miguel Díaz-Canel confirmó además la llegada el sábado de un carguero de combustible, sin dar más detalles para eludir sanciones de Estados Unidos, cuando la isla se aprieta el cinto del ahorro a fin de estirar hasta octubre sus reservas de diésel.
Esta crisis ha sido provocada por el fracaso de las últimas negociaciones con navieras extranjeras que transportan combustible debido al “cerco económico” de EU contra la isla y Venezuela, principal suministrador del país caribeño, reiteró el mandatario, quien esta de recorrido por el interior del país para comprobar la aplicación de las medidas de emergencia adoptadas.
Rosa María Payá, una de las portavoces de la “contrarrevolución”, como se denomina oficialmente aquí a la oposición, culpó al gobierno por la crisis y llamó a manifestaciones públicas en la isla.
Hasta ahora, sin embargo, MILENIO no ha observado sobresaltos sociales en la capital del país y tampoco ha recibido informes al respecto desde el interior de la isla.
Las producciones de cemento y acero fueron paralizadas por el alto consumo de portadores energéticos, y en el sector del transporte se redujeron en La Habana los viajes de ómnibus urbanos, de siete mil a cuatro mil diarios.
Inspectores del ministerio de Transporte y policías han sido apostados en las paradas de mayor afluencia de pasajeros a fin de propiciar que cualquier vehículo estatal contribuya a trasladar personas en caso de viajar con espacios.
Los trenes interprovinciales comenzaron nuevos itinerarios con menos salidas de la capital. No obstante, el gobierno dice que “están cubiertas las necesidades de energía” en hospitales, escuelas y otros servicios básicos.
MILENIO también constató en la capital cubana ausencia de gasolina en la mayoría de los comercios y extensas filas de vehículos en los pocos que están operando, así como breves cortes del servicio eléctrico, sin que se reportaran apagones extensos, como los de la anterior crisis de los años 90 del siglo pasado, cuando llegaron hasta a 16 horas diarias.
jamj