Nueva marcha opositora convocada en Cuba pone en tensión la relación con EU

El canciller cubano Bruno Rodríguez alertó a Juan González, asesor del presidente de Estados Unidos para Latinoamérica, que "no aceptamos, ni nos dejamos impresionar por amenazas"; la marcha está convocada para noviembre.

Las protestas en Cuba volverán en noviembre, ya que serán convocadas por opositores. (AFP / Archivo)
Manuel Juan Somoza
La Habana /

Una marcha opositora anunciada en Cuba para el 15 de noviembre y prohibida por el gobierno ha puesto a la isla en el umbral de más sanciones económicas de Estados Unidos y nuevas tensiones al interior del país.

“Los cubanos no aceptamos, ni nos dejamos impresionar por amenazas”, respondió el canciller Bruno Rodríguez a Juan González, asesor del presidente Joe Biden para Latinoamérica, quien advirtió que su gobierno responderá si se reprime a los presuntos marchistas.

El futuro de Cuba no se va a determinar desde Washington; nosotros estamos totalmente comprometidos a apoyar, respaldar y fortalecer la voz del pueblo cubano que quiere cambio”, puntualizó González.

Este cruce de pronunciamientos se registró el viernes, en el más reciente capítulo de lo que en medios diplomáticos de La Habana se avizora como “otra posible confrontación callejera entre partidarios y contrarios al socialismo en la isla”.

El 11 y 12 de julio se registraron, sin anuncio previo, manifestaciones antigubernamentales en una treintena de localidades cubanas, con enfrentamientos entre ambos bandos, asaltos a comercios y unidades de la policía. El saldo fue de un muerto y un centenar de detenidos.

Campaña mediática sin precedentes

La pretendida marcha, anunciada en sus inicios como denuncia a la violencia y transformada con el tiempo en demanda de cambios en el sistema cubano de partido único, ha generado desde su convocatoria una campaña mediática sin precedentes dentro y fuera de la isla.

Casi a diario, los medios nacionales dedican espacios a descalificar a los promotores de la demostración y a denunciar lo que estiman “una provocación cantada antes de tiempo”.

Hostigar, asfixiar, bloquear, para provocar el estallido social es la estrategia del imperio y sus contratados de turno. Se arropan de pacíficos para intentar dar el zarpazo”, considera la web oficial Cubadebate.

En paralelo, desde Miami la autodenominada Asamblea de la Resistencia Cubana anunció el lanzamiento de 15 videos con declaraciones de opositores y políticos latinoamericanos para “apoyar la marcha”, y en La Habana el afamado trovador Silvio Rodríguez denunció la manipulación de viejas declaraciones suyas presentadas ahora como un llamado a favor de la oposición.

Opiniones diversas

El 12 de octubre, autoridades provinciales negaron el permiso solicitado previamente por los organizadores de las marchas y nueve días después la Fiscalía General de la República advirtió a sus promotores en cuatro regiones, incluida La Habana, que de realizarlas “incurrirían en los delitos de desobediencia, manifestaciones ilícitas e instigación a delinquir”.

Rafael Viches, uno de los partidarios de la protesta en la oriental provincia de Las Tunas, dijo que “han venido a convencerme de que no salga el 15 de noviembre porque no quieren verse en la encrucijada de enfrentarme; soy y estaré cantando Patria y Vida”. Esa canción, creada en Miami, ha devenido símbolo de la oposición.

Los partidarios de la manifestación se basaron en un artículo de la Constitución que reconoce el derecho a manifestarse, pero las autoridades alegaron para negar el permiso otro enunciado de la misma Carta Magna que reafirma el carácter “irrevocable del socialismo” en Cuba y el derecho a defender ese postulado hasta con las armas.

“Cada cual interpreta la Constitución como quiere. Igual sucede con el pensamiento de José Martí”, comentó a MILENIO Julia Menéndez, de 52 años.
“En las condiciones actuales de bloqueo reforzado de Estados Unidos y ahogo económico no se puede permitir que los enemigos tomen las calles”, consideró por su parte Armando Fernández, de 56 años. No obstante, Carlos Manuel Iznaga, 42 años, estimó que la posición del gobierno “es otro error político”.

dmr

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