La guerrilla ELN acusó al presidente de Colombia, Iván Duque, de acabar con el proceso de paz, al desconocer acuerdos y plantear "condiciones inaceptables" para retomar la mesa de diálogos en Cuba.
"Al desconocer los acuerdos hechos con el Estado y colocar unilateralmente condiciones inaceptables, este gobierno está cerrando esta mesa, acabando el proceso de diálogos y los esfuerzos hechos desde hace varios años por el ELN, la sociedad, el anterior gobierno y la comunidad internacional", dijo en un comunicado.
El Alto Comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, respondió más tarde que el gobierno no reanudará las charlas para superar medio siglo de conflicto armado hasta que la guerrilla cumpla con unos mínimos: liberación de todos los secuestrados y fin de las acciones criminales de los insurgentes.
"El gobierno colombiano sigue expresando voluntad de paz, pero con hechos concretos y no con retórica", dijo.
Duque, quien asumió la presidencia hace un mes, había avanzado el sábado que las pláticas que se desarrollan en La Habana con el ejército de Liberación Nacional (ELN) solo continuarían si se liberan antes a "todos los rehenes", que su gobierno calcula en al menos 16.
De esta forma, el gobernante ató la suerte de las negociaciones iniciadas por su antecesor, el nobel de Paz Juan Manuel Santos, a que el ELN no solamente libere a seis secuestrados de un grupo de nueve que había ofrecido devolver.
"Esto no es un tema de fechas fatales, es un tema de expresiones concretas de paz y de expresiones concretas de compromiso", indicó Ceballos.
Los rebeldes se oponen a estas condiciones por considerarlas imposiciones del gobierno y porque en la mesa se acordó que las conversaciones se desarrollarían en medio de los enfrentamientos en Colombia.
Liberación en proceso
Reconocida oficialmente como la última guerrilla de Colombia, el ELN ofreció liberar por su cuenta, y pese a la falta de acuerdos, a nueve policías, militares y civiles capturados en agosto, al término de los diálogos que mantuvo durante año y medio con Santos.
El miércoles devolvió a tres militares cerca de la frontera con Venezuela y este lunes informó que "está en plan de liberación unilateral" de cuatro miembros de la fuerza pública y dos civiles raptados en el departamento del Chocó.
"Hay una posibilidad de que esas liberaciones se den hoy", apuntó Ceballos, quien aseguró que el proceso se realiza con acompañamiento de la Defensoría del Pueblo y la Iglesia católica.
El frente del ELN que opera en el Chocó aseguró que en la zona hay operativos militares que ponen en riesgo a los rehenes y a sus combatientes, por lo que las liberaciones han tardado más de lo esperado.
El grupo guevarista históricamente se ha financiado con secuestros y extorsiones para sostener su levantamiento armado iniciado en 1964.
Con unos mil 500 combatientes y una extensa red de apoyo, las autoridades también lo acusan de financiarse del narcotráfico y la minería ilegal.
Reiniciar el diálogo
Pese a oponerse a las condiciones del gobierno, la guerrilla pidió reiniciar el diálogo "sin más dilaciones" y se mostró dispuesta a "ajustar" de "común acuerdo" los avances en la mesa. "Nosotros persistiremos en este proceso", agregó.
Pero el alto comisionado cuestionó la "retórica" de paz de los insurgentes con las "acciones armadas" que realiza en el país: 30 en el último mes.
"Yo no interpretaría esto de otra manera que la continuación del ELN en que no reconoce la voluntad de este gobierno", apuntó. "Para nosotros era muy fácil levantar las órdenes de captura (de los negociadores rebeldes), pero no, estamos dando un espacio para que se manifieste esa buena voluntad anunciada por el ELN".
Ceballos puso en entredicho la unidad de mando rebelde, cuya estructura federal ha sido un obstáculo histórico en las conversaciones de paz, y les exigió que aclaren si sus combatientes se refugian en Venezuela.
"Negociar con un grupo armado que tiene tropas en dos países es muy difícil", apuntó.
El ELN es la última agrupación que queda del auge de guerrillas surgidas en los sesenta con el apoyo de la Revolución cubana, tras el desarme y transformación en partido de las FARC en 2017.
Un acuerdo final con el ELN terminaría con el último conflicto armado en América, que deja más de ocho millones de víctimas, si bien en Colombia aún operan disidencias de las FARC y bandas del narcotráfico de origen paramilitar.
Más allá de que el ELN cumpla con las exigencias de Duque, el gobernante también aspira a que se fije una "agenda clara y unos tiempos definidos" que conduzcan a su desarme.
Además ha exigido el fin de todas "las acciones criminales con estricta supervisión internacional".
El mandatario incluso ha hablado de una "exploración" y no de un proceso de paz como el que venían sosteniendo Santos y el ELN desde febrero de 2017, tiempo en el cual solo lograron pactar un alto al fuego bilateral de 101 días.
jamj