Un proyecto personal denominado "Residuoteca" se ha expandido a nivel comunitario en Argentina con la finalidad de crear conciencia ambiental y reflexionar sobre el estilo de vida actual.
La iniciativa fue pensada por Guadalupe Boado, quien desde hace más de 15 años no se desprende de los residuos que genera y, en cambio, los acopia para llevar un registro que apunta a modificar hábitos de consumo propios y de su entorno.
La "Residuoteca" se encuentra en las islas del delta del Tigre, zona ubicada a unos 35 kilómetros en el norte de Buenos Aires, a la que se accede únicamente en embarcaciones capaces de recorrer serpenteantes ríos y arroyos.
"Es un proyecto que busca visibilizar y generar registro sobre la problemática de los residuos y abordarla lo mejor posible. Me mudé a las islas del Tigre en 2005 preocupada con la problemática y tratando de ver las maneras de solucionarla", dijo Boado en entrevista con Xinhua.
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La creadora y coordinadora de la "Residuoteca" explicó que la clasificación y el ordenamiento de los residuos, tarea en la que cuenta con apoyo de su hija, voluntarios y vecinos, no consiste simplemente en acopiar residuos, sino que va más allá y busca un registro y observación que permita modificar hábitos de consumo y la forma en que residentes, empresas y el Estado gestionan los residuos.
"Me encontré en Tigre con uno de los peores panoramas, no había ningún tipo de gestión de residuos, ni siquiera residuos mixtos. Cada habitante hacía lo que podía, quemaba, tiraba, se la daba a algún privado que hacía una recolección de residuos que nadie sabía muy bien a dónde iba", recordó.
Para cambiar esa situación, la mujer decidió comenzar con la experiencia, hacerse responsable de los residuos que generaba y ver qué podía hacer con ellos.
"Los pusimos en 41 categorías. Acá están todos los residuos que no pudimos reutilizar o enviar a otros lugares", dijo Boado, quien está próxima a concluir la carrera de Gestión Ambiental.
"(La propuesta) tiene sobre todo una función educativa. Por un lado, visibilizar y ver todo lo que generamos y todo lo que podemos recuperar de eso que tiramos, y por otro lado, verlo como posible. Hay un esfuerzo más que hay que poner, no es que los residuos se ordenan solos, pero es posible hacerlo y creo que vale la pena", enfatizó.
Los primeros años de la iniciativa están registrados en un mural de cubos de acrílico rellenos con residuos, como botellas, tapas de recipientes, lápices y lámparas, que ahora es un símbolo del proyecto.
La "Residuoteca" enfrenta la complejidad propia del lugar en el que se encuentra, pero ello no impidió que cada vez más vecinos se sumen a la propuesta.
"Hace un año y medio se empezó a sumar la comunidad (de vecinos) a esta experiencia", destacó la coordinadora, quien convocó entonces a los residentes a no tirar durante un mes los residuos, colocándolos en cambio en una caja.
"Muchas familias se fueron sumando y sucedió que muchas personas ya no querían volver atrás y tirar lo que generaban, empezaron a tener ese registro de la cantidad de materiales que se tiraban o de recursos que se desperdiciaban. Cada vez se fueron sumando más y más cosas, las personas ya están pensando en hacer sus propias 'residuotecas' en su casa", destacó.
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Boado lamentó que la tasa de reciclaje en Argentina es muy baja, y muchas de las cooperativas que reciben materiales reciclados los rechazan en una proporción de 40 a 50 por ciento.
A pesar de esa situación, la "Residuoteca" avanza, con cada vez más personas que colaboran y se suman para ordenar y registrar los residuos.
"Tenemos que empezar a pensar de otra manera el tema de los residuos, no alcanza con meter todo limpio en una bolsa. Evidentemente tenemos que hacer muchos más esfuerzos", instó.
DMZ