En Venezuela, la desesperación aumenta tras 3 días de oscuridad

La aldea | Caracas

Mientras Maduro y Guaidó intercambiaban acusaciones sobre las causas del gran apagón, los venezolanos tienen que lidiar la falta de energía para celulares, alimentos a punto de echarse a perder y la falta de transporte.

Guaidó anunció ayer que pedirá al Parlamento declarar “estado de alarma” nacional. (AFP)
María Isabel Sánchez y Agencia AFP
CARACAS /

Sin luz, agua, incomunicados, los venezolanos cumplieron ayer tres días de un apagón sin precedentes que ya dejó 15 pacientes muertos y amenaza con prolongarse indefinidamente, aumentando las angustias que padecen por la severa crisis política y económica que golpea al país petrolero.

La suspensión masiva del servicio eléctrico, la peor registrada en este país de 30 millones de habitantes, comenzó el jueves pasado, causando pérdidas humanas: los fallecidos son enfermos renales que no pudieron recibir diálisis, según la organización social Codevida aunque ayer el gobierno rechazó la versión.

Los hospitales que tienen plantas generadoras las usan solo para emergencias. El país está prácticamente paralizado con negocios cerrados y poco transporte, sin actividades laborales ni escolares. Entre la población, la preocupación aumenta porque la comida empieza a dañarse y el agua escasea.

La crisis energética se convirtió en una nueva problemática por el poder entre el mandatario chavista, Nicolás Maduro, y el líder opositor Juan Guaidó, jefe parlamentario reconocido por más de 50 países como presidente interino de Venezuela

Por su lado, Maduro denunció “ataques electromagnéticos” al “cerebro” de la hidroeléctrica de Guri, ubicada en el estado Bolívar (sur), la mayor de Venezuela.

Mientras que Guaidó y expertos responsabilizan al gobierno chavista por falta de inversiones y mantenimiento. La oposición también señala la corrupción ante recurrentes interrupciones del servicio eléctrico, principalmente en el interior del país; sin embargo, las autoridades denuncian constantes actos de “sabotaje”.

La gran falla eléctrica viene a castigar a una población que sufre por la escasez de medicinas y alimentos, y la hiperinflación.

Muchos supermercados están cerrados por no disponer de plantas generadoras. No pueden retirar dinero de los cajeros ni usar ningún tipo de tarjetas, en un país donde las transacciones electrónicas son vitales, incluso para operaciones pequeñas porque no hay dinero en efectivo.

La incomunicación es agobiante. Intentando captar señal de sus celulares, muchos autos son estacionados al borde de la autopista Francisco Fajardo, la principal de la capital venezolana, donde hay repetidores cerca.

En Caracas, seguía suspendido el Metro, lo que ha obligado a largas caminatas. Inmensas filas de autos se forman en algunas estaciones de servicio, ante el temor de que pronto falte la gasolina, también, en el aeropuerto internacional de Maiquetía, decenas de personas están varadas ante la suspensión de vuelos.

El servicio ha sido restablecido durante apenas algunas horas en estos tres días. Pero el corte sigue afectando a Caracas y 22 de los 23 estados del país, sin que las autoridades definan cuánto tiempo llevará normalizar el suministro.

El ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez anunció que Venezuela denunciará a EU por el apagón y presentará las “pruebas del sabotaje” a una misión de la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas que llegó anoche.


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