El gobierno español condenó ayer la “ocupación de la fábrica” SM Pharma en la ciudad de Maracaibo (noreste de Venezuela), realizada “sin respetar” las leyes del país e “incumpliendo” los compromisos adquiridos con las autoridades de Madrid, según un comunicado del Ministerio de Exteriores.
La cancillería española agregó que no solo se trata de una “violación del estado de derecho”, sino también de un perjuicio directo para el sector salud venezolano y una señal muy negativa para inversores nacionales e internacionales.
Raimundo Santamarta, propietario y presidente de SM Pharma, denunció en septiembre del año pasado la “ocupación sin razón ni motivos de ninguna naturaleza con intención de expropiación y transferencia de propiedad a terceros conocidos por parte de la gobernación del estado de Zulia. En 42 años jamás se ha parado de producir”.
Nicolás Maduro llegó el miércoles a las instalaciones de SM Pharma en Maracaibo y cantó victoria revolucionaria: “Bella sorpresa que en julio esta empresa esté 100 por ciento productiva y tengamos pleno abastecimiento del sector fármaco con producción nacional”.
El líder chavista se ufanó de “producir para la salud del pueblo”, mientras paseaba por unas instalaciones impecables, de alta tecnología, solo horas antes de que en la frontera con Colombia comenzaran a acopiarse toneladas de medicamentos para 250 mil enfermos en estado grave. “¡Una empresa recuperada en revolución!”, sentenció Maduro para dejar claro que el país no necesita “regalos podridos que por dentro traen el veneno de la humillación”.
El ejemplo perfecto que Maduro necesitaba para mostrar a su país y al mundo la supuesta eficacia revolucionaria frente a la ayuda humanitaria urgente reclamada por el presidente encargado, Juan Guaidó. Pero debajo de la propaganda, como tantas veces ocurre en la “revolución bonita”, la realidad es muy distinta: la farmacéutica, una de las pocas que sobreviven en el país donde la escasez de medicamentos llega al 85%, fue confiscada el año pasado por el gobierno, informó el diario El Mundo.