La lámina gris, brillante, pulida y reforzada con remaches del helicóptero de la Fuerza Aérea Colombiana, en el que viajaba el presidente Iván Duque, fue traspasada por varios impactos. La pintura se descarapeló y varios elementos internos quedaron expuestos tras el atentado.
Informes oficiales indican que el presidente de Colombia volaba sobre la zona de Norte de Santander cuando las balas interceptaron su viaje sin causar su interrupción instantánea, aunque los estragos se hicieron notar en las primeras imágenes que circularon por medios y redes sociales.
La aeronave, un helicóptero del tipo Black Hawk, habría recibido al menos seis impactos provenientes, aparentemente, de fusil, cuyos proyectiles lograron llegar de las hélices a la estructura de la cola.
El mandatario viajaba con dos ministros durante el atentado: Luis Fernando Pinzón, de Interior, y Diego Molano, de Defensa. Los tres, junto con la tripulación, salieron ilesos.
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Iván Duque respondió al ataque, al que tildó de cobarde, y sentenció que no amedrentarán a su gobierno con "actos de terrorismo". A él se sumaron más reacciones desde Colombia y otras partes del mundo que también condenaron el suceso.
La alcaldesa de Bogotá y su homólogo de Barranquilla coincidieron en que fue un atentado a la democracia, mientras que desde México, el canciller Marcelo Ebrard expresó su solidaridad con el mandatario.
DMZ