Joven chatea violación en tiempo real

Argentina. La venezolana pide en mensajes por celular ayuda a familias tras ser drogada por un hombre.

En Caracas y Buenos Aires ha habido protestas luego de liberación del acusado. (EFE)
Clarín y Mariano Gaik Aldrovandi
Buenos Aires /

“Me quiero ir. Estoy muy asustada”, el mensaje se lo envió la joven venezolana de 18 años a su mamá, el día que fue a una entrevista laboral en Once y empezó a trabajar en un local de uniformes para el personal de la salud.

Clarín accedió a los chats que la víctima le envió a su madre, Thays Campos, y a su hermana Linda para alertarlas de lo que estaba pasando en el negocio de Paso 693 y pedirles ayuda.

“Todo bien?”, le preguntó Thays a su hija a las 13:52 del sábado. La joven le respondió con emojis de llanto y a continuación le dijo que se quería ir y que estaba muy asustada.

“Vente. Qué pasó? Háblame. Y eso está abierto?”, preguntó la mamá en una serie de mensajes. La mujer, por precaución, había acompañado a la joven hasta la zona del negocio porque un día antes Garzón la había invitado a cenar. “Lo cerró”, le respondió su hija.

El chat que la víctima le mandó a su mamá Thays desde el local de Paso 693.

En ese momento, Irineo Humberto Garzón Martínez (35 años), bajaba la persiana de su local Garzón Uniformes y le ponía candado a la puerta. Ya le había dado un vaso con agua a su víctima para que se desvaneciera.

“Hijaaaaaa”, exclamó Thays, a las 14:13, al ver que la joven dejó de responder los mensajes.

A las 14:15, la mujer recibió un mensaje de Linda, su otra hija. “Maaaaa. Dijo (...) que la vayas a buscar porque el tipo ese le dio agua y después se sintió mareada”, le escribió.

Y a continuación, Linda le reenvió un mensaje de su hermana: “Y creo que el dueño de donde trabajo me drogó porque me siento (...) mareada”. A lo último a la joven le costaba escribir, sentía las manos adormecidas.

“Llamé a la policía, voy”, dijo Thays a las 14:23. Apenas unos minutos después, la mujer llegó a Paso 693 con los agentes, que después de llamar varias veces a la puerta, entraron al local y encontraron a Garzón infraganti. La joven estaba tirada en una escalera, con la parte de arriba de su cuerpo desnuda y semiinconciente.

A pesar de la denuncia de la joven, de las pericias en las que le encontraron heridas compatibles con una violación y de que la policía encontró al acusado en la escena del ataque, la jueza Karina Zucconi apenas lo imputó por “abuso sexual simple” y lo dejó en libertad.

Recién el miércoles, cuando el caso se convirtió en un escándalo en Argentina y en Venezuela y un día antes de la manifestación frente al local para pedir la detención de Garzón, Zucconi cambió la carátula a “abuso sexual agravado”. Pero no ordenó el encarcelamiento.

Los abogados de la joven dijeron que no se sabe dónde está Garzón. Tampoco se sabe si el acusado volvió al local donde ocurrió el delito y lo alteró.

Amigos y compatriotas de la víctima han convocado a una vigilia en reclamo de Justicia frente a Tribunales. Será a partir de las 18 bajo la consigna #LaInjusticiaDuele.


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