La inútil campaña de Haddad contra Bolsonaro

LA ALDEA

Pese a sus esfuerzos, el candidato de la izquierda a la presidencia de Brasil no ha podido crear un frente democrático en torno a su figura para contrarrestar la enorme fuerza electoral del aspirante de la ultraderecha.

El ex militar es el gran favorito para ganar en los comicios de segunda vuelta de este domingo. (Sergio Moraes/Reuters)
Walter Goobar
Buenos Aires /

“Estoy a favor de la tortura y lo sabes. Y el pueblo también es favorable”. La frase es de Jair Bolsonaro, favorito para ganar la presidencia de Brasil en las elecciones del próximo domingo.

Sus constantes alabanzas de la dictadura militar, la tortura, el racismo no le hacen mella. Al contrario. Jair Bolsonaro, candidato por la extrema derecha del Partido Social Liberal (PSL), tiene una intención de voto cercana a 60 por ciento, mientras que su oponente Fernando Haddad, por el Partido de los Trabajadores (PT), de izquierda, ronda 30 por ciento.

El PT no ha logrado articular un frente democrático transversal con otros partidos para contrarrestar la amenaza del ex militar. Los partidos de centroderecha no han acudido a “salvar la democracia”, como clama el PT, apoyando a Haddad.

Fernando Henrique Cardoso, ex presidente de Brasil y alma del conservador Partido da Social Democracia Brasileira (PSDB), declaró en una entrevista que no acepta chantajes del PT: “¿Por qué habría de pronunciarme sobre candidaturas que o están contra o no se definen sobre temas que aprecio para el país y el pueblo?”.

El conflicto se remonta a las elecciones de 2014, cuando el PT escogió como rival a su archienemigo PSDB en una polarización que subió su tono bélico.

En respuesta el PSDB cruzó una línea también inédita: su candidato de entonces, Aécio Neves, no aceptó la derrota, azuzó las calles y apoyó el impeachment de la presidenta electa, Dilma Rousseff.

Nadie, ni analistas ni encuestas, vio venir el tsunami Bolsonaro. Hace meses, cuando el ultraderechista era una realidad lejana, Fernando Henrique Cardoso insinuó el apoyo al PT en la segunda vuelta, aunque más de cara a la galería que otra cosa.

El tsunami ultraderechista ha dividido el corazón del PSDB, envenenado por el anti petismo. A pesar de la neutralidad oficial, algunos miembros del partido apoyan a Bolsonaro, como Jõao Dória, candidato a gobernador del poderoso estado de São Paulo, el más rico y poblado del país.

Otros partidos de centroderecha, como el Movimiento Democrático Brasileiro (MBD), aliado histórico del PT, o el liberal NOVO han declarado su neutralidad.

En el caso de que Bolsonaro gane la segunda vuelta, es más probable una reconfiguración tanto de la centroizquierda y como de la centroderecha a que se forme un frente democrático multipartidista y transversal. La polarización extrema de estos cuatro últimos años es una losa difícilmente salvable a corto plazo.

Contra todos los pronósticos, el PT confía que el giro de su campaña seduzca a votantes de centroderecha, abstencionistas y votantes en blanco: La bandera brasileña ha sustituido a Lula y al color rojo en la propaganda electoral.

Y Haddad ha elogiado por primera vez la operación anticorrupción Lava Jato conducida por el juez Sérgio Moro. Pero el cambio de mensaje llega tarde: las encuestas revelan un claro triunfo de Bolsonaro.

El WhatsAPPgate, un escándalo de presunta caja B en la campaña orientada a WhatsApp de Jair Bolsonaro, es la última gran carta de Haddad. A su vez, el PT confía en que la sociedad civil se involucre.

De hecho, millones de ciudadanos están ya articulando campañas por la democracia, con cientos de iniciativas, videos, manifiestos, carteles y webs explicativas.

Lo cierto es que Bolsonaro ha logrado venderse a la emergente clase media –muchos de sus integrantes neo pentecostalistas, al igual que el propio ex militar– surgida durante las años de bonanza de Lula pero ya virulentamente anti PT tras ver frustrada su ascenso social por la crisis económica.

El bolsonarismo ya arrasa en todo Brasil. Hasta los feudos del PT en noreste están ya en la punta de mira del candidato de ultraderecha.

Con 60 por ciento de los votos previstos por las encuestadoras frente al 29 por ciento de su rival del PT, el ultra conservador está a punto de provocar otro terremoto político, y un avance de la nueva derecha no menos significativa para el futuro de Latinoamérica que la victoria hace dos años de Donald Trump en Estados Unidos.

LAS MÁS VISTAS