Lula da Silva descarta, por su edad, aspirar a la reelección si gana la presidencia de Brasil

El ex mandatario y candidato presidencial aseguró que "la naturaleza es implacable" y dijo que sólo gobernará un mandato; el octubre próximo cumplirá 77 años.

Luiz Inácio Lula da Silva, ex presidente y candidato para regresar al gobernar Brasil. (AP)
AFP
Río de Janeiro / Brasilia /

El ex mandatario de Brasil y candidato a la presidencia, Luiz Inácio Lula da Silva, descartó este martes que aspire a gobernar por dos períodos de cuatro años como hizo en el pasado.

"He dicho una cosa que políticamente no es prudente decir, pero todos saben que tengo cuatro años para hacer todo esto, todo el mundo sabe que un ciudadano con 81 años no puede querer la reelección", dijo Lula en un encuentro con la sociedad civil transmitido por redes sociales a cinco días de los comicios generales en Brasil. "La naturaleza es implacable", continuó el ex líder sindical, que cumple 77 años en un mes exacto.

Lula, que gobernó Brasil por dos mandatos entre 2003 y 2010, dejó el poder con una aprobación superior al 80 por ciento, y ahora es favorito para ganar por tercera vez la presidencia ante su actual ocupante, Jair Bolsonaro.

"Necesito de ustedes para que podamos derrotar a nuestro adversario y gobernar bien este país", señaló. "Vamos a dar el alma por este país para garantizar que todo el mundo pueda tomar desayuno, almuerzo y cena".

¿Cómo cerraron las encuestas en Brasil?

Según el último sondeo de Datafolha, el izquierdista reúne 47 por ciento de las intenciones de voto, frente a 33 por ciento de Bolsonaro, y podría vencer en primera vuelta el domingo si consigue más del 50 por ciento de los votos válidos. descontando nulos o en blanco.

Lula volvió al ruedo político tras un año y siete meses en prisión y con su imagen salpicada por el escándalo de corrupción Lava Jato, sobre una gigantesca red de sobornos en torno a la petrolera paraestatal Petrobras.

Bolsonaro apunta los últimos cartuchos de su campaña a la tierra de Lula

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien aspira a ser reelegido el próximo domingo, quemó este martes algunos de los últimos cartuchos de su campaña en la tierra del ex presidente.

En plena recta final para las elecciones, Bolsonaro se dirigió a Petrolina y Juazeiro, ciudades enclavadas en el corazón del noreste del país, una región en la que Lula tiene su mayor fortín electoral y donde el antiguo sindicalista nació hace 76 años.

El mandatario volvió a mostrar su innegable poder de convocatoria, movilizó a miles de personas, encabezó unas grandes caravanas de motos, se mezcló entre sus seguidores y hasta se montó en un cebú ataviado hasta en los cuernos con símbolos de su campaña, con los colores verde y amarillo de la bandera nacional.

"Nuestra bandera jamás será roja", corearon miles de personas en sendos actos, en los que Bolsonaro volcó su retórica anticomunista y exaltó los "valores conservadores" que defiende y resume en el lema que ha adoptado para esta campaña: "Dios, patria y familia".

También volvió a subrayar que su gobierno "no admite discutir la legalización del aborto y las drogas y no admite la ideología de género", marcando así unas alegadas diferencias con Lula.

"Es todo lo contrario de lo que el ladrón quiere", declaró, pese a que el programa de Gobierno presentado por Lula no habla de aborto ni de drogas, aunque sí propone promover la igualdad de género.

En el noreste, donde el líder de la ultraderecha busca recortar diferencias en el tramo final de la campaña, la ventaja de Lula es mucho mayor. Según una última encuesta, el candidato progresista tiene un 62 por ciento de las preferencias, en tanto que Bolsonaro suma un escaso 23 pr ciento.

La situación del actual mandatario tampoco es cómoda en la región sur del país, más desarrollada, con una numerosa clase media alta y que fue uno de sus bastiones en las elecciones de 2018. Cuatro años después, Bolsonaro sigue al frente en el sur, con un 38 por ciento, pero Lula se mantiene a un paso, con un 35 por ciento.

Lula sigue sumando apoyos, pero teme abstención

El líder progresista, cómodo en las encuestas, tuvo este martes un relajado encuentro con representantes del deporte, en el que la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, expresó su preocupación con una posible alta abstención el domingo.

"En estos cinco últimos días, tenemos que hacer un esfuerzo muy grande para que las personas vayan a votar. El voto es nuestra principal arma para diferenciarnos de Bolsonaro", expresó Hoffmann.

En Brasil, el voto es obligatorio, pero aún así la abstención ha sido creciente en los últimos comicios y llegó a un máximo del 20 por ciento en 2018, cuando Bolsonaro llevó a la ultraderecha al poder. Según cálculos de la campaña de Lula, para que pueda superar el 50 por ciento de los votos el próximo domingo e impedir una segunda vuelta, será necesaria una masiva asistencia del electorado.

Lula, quien desde hace una semana insta a los brasileños a votar, reiteró ese llamamiento en su cita con los deportistas, a los que pidió aumentar su participación en la política y, sobre todo, en la lucha contra los prejuicios raciales.

"Estamos viviendo una época de racismo, un racismo más violento que algún tiempo atrás", afirmó, para vincular ese fenómeno, en el caso de Brasil, al avance del bolsonarismo. "No es posible, no es posible que aún haya gente queriendo construir una supremacía blanca" en Brasil, se quejó Lula, quien hizo alusión a un acto celebrado por Bolsonaro hace unas semanas, que ya había comparado con una "reunión del Ku Klux Klan"

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