Miles de personas se manifestaron contra el gobierno en varias ciudades de Nicaragua, y volvieron a exigir la renuncia del presidente, Daniel Ortega, a 40 días de iniciada la crisis que ha dejado decenas de muertos y heridos en el país.
Al grito de “Que se vayan”, miles de personas que portaban banderas azul y blanco de Nicaragua marcharon contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, en una de las principales avenidas de Managua.
Marchas simultáneas tuvieron lugar en Granada (sur), Masaya (este) y León (noroeste), mientras por la mañana miles más convocados por la Iglesia católica peregrinaron en la provincia de Chinandega (noroeste).
El gobierno dio cuenta ayer de al menos cuatro muertos y cinco heridos que dejaron los actos violentos del viernes.
La policía confirmó la muerte de tres personas y un cuarto fallecido fue reportado por sus familiares, que denunciaron que murió tras ser perseguido por grupos motorizados afines al gobierno.
Según la policía, dos de los fallecidos murieron en el marco de enfrentamientos con armas vinculados a la toma de tierras en los alrededores de Ciudad Belén, pero sus familiares y vecinos de esa localidad dieron otra versión.
Nicaragua vive una crisis que comenzó con una protesta de estudiantes contra una reforma al Seguro Social, que afectaba a miles de trabajadores y jubilados, y que se extendió debido a la violenta acción policial y de supuestos paramilitares.
La violencia se agudizó tras la suspensión por la Conferencia Episcopal del diálogo entre el gobierno y la oposición, por falta de consenso en la agenda para democratizar el país, y adelantar las elecciones, algo que el gobierno calificó de “golpe de Estado”.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que da seguimiento a la crisis en Nicaragua, contabiliza 79 muertos entre el 18 de abril y 24 de mayo pasado.