Panamá convoca reunión regional ante creciente ola migratoria

La canciller panameña, Erika Mouynes, confirmó la participación Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Costa Rica para abordar el flujo migratorio en la zona de Dairén con fines de llegar hacia Norteamérica.

Panamá está enfrentando una crisis migratoria impulsada desde Sudamérica. (AFP)
Editorial Milenio
Ciudad de Panamá /

Panamá convocó este lunes una reunión ministerial regional el próximo 11 de agosto para buscar un "compromiso robusto" que permita enfrentar la "creciente ola" de migrantes en tránsito hacia Norteamérica, informó el gobierno.

La cita fue convocada por la canciller panameña, Erika Mouynes, y ya han confirmado su participación Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Costa Rica, países por cuyos territorios transita la población migrante con destino final primordial México, Estados Unidos y Canadá, indicó un comunicado oficial.

"La reunión apunta a conseguir un compromiso robusto que erradique las rutas migratorias peligrosas y descontroladas, respetando el derecho de todos los seres humanos a la libertad de movimiento sin poner en riesgo ni la vida ni el patrimonio", dijo la Cancillería panameña.

Para Panamá, agregó la información oficial, "es prioridad favorecer el paso seguro, ordenado y regular de los migrantes que llegan a su territorio con intención de continuar camino hacia el norte, consecuente con sus principios y con las convenciones internacionales que ha suscrito el país".

Cada año miles de migrantes irregulares de todo el mundo llegan a Panamá procedentes de Suramérica, en un flujo que ha llegado a generar crisis humanitarias en el istmo centroamericano.

En los últimos años este flujo de migrantes está compuesto sobre todo por familias haitianas, muchas procedentes de países suramericanos como Chile y Brasil, donde se habían instalado tras el terremoto de 2010 que asoló su país, aunque también hay cubanos y, en menor medida, ciudadanos africanos y asiáticos.

En la última semana se ha informado de que hay entre 10 mil y 15 mil migrantes represados en Necoclí, una localidad colombiana desde la que pretenden trasladarse al Darién, la peligrosa selva que sirve de frontera natural entre Colombia y Panamá, la puerta de entrada a Centroamérica.

El presidente de Colombia, Iván Duque, en declaraciones a medios panameños el pasado fin de semana, aceptó resolver de manera conjunta e "inmediata" la situación en la frontera, de forma de que se pueda "hacer interdicción temprana para que no se presenten estos fenómenos y saber quiénes están detrás de esta movilización", pues los migrantes "no llegan por carretera, muchos llegan por barco y hay personas que cobran recursos importantes".

En abril pasado, Panamá informó que había alcanzado un acuerdo para obtener de Colombia información expedita sobre los migrantes irregulares que se dirijan al país centroamericano, lo que consideró como "un primer paso para atender de forma integral y responsable la situación" en la frontera.

A raíz de una crisis de migrantes en tránsito, especialmente cubanos, entre 2015 y 2016, Panamá acordó con la vecina Costa Rica un flujo controlado, y los viajeros han recibido en territorio panameño asistencia médica y alimentaria y son llevados hasta la frontera tica para que sigan su camino.

"En el 2016 nosotros teníamos un aproximado de 5 mil migrantes diarios" llegando a la provincia del Darién, recordó el pasado jueves el director del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) panameño, Oriel Ortega, al resaltar que compartirán con Colombia sus experiencias y buenas prácticas en la materia.

De acuerdo con los datos oficiales panameños, en lo que va de este año unos 46 mil emigrantes, mayoritariamente haitianos, han llegado a Panamá en su viaje hacia Norteamérica.

dmr

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