Dos ex directivos de Ford en Argentina fueron condenados a 12 y 10 años de prisión por ser partícipes necesarios en la privación ilegal de la libertad y en tormentos a obreros que actuaban de delegados sindicales de la empresa, durante la dictadura en este país (1976-1983).
Se trata del primer juicio en Argentina contra exdirectivos de una multinacional por delitos vinculados con la dictadura, calificados como de lesa humanidad y por lo tanto imprescriptibles.
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"Es una reivindicación del movimiento obrero argentino que fue un objetivo principal de la dictadura con complicidad de las empresas. Este juicio viene a comprobar que eso fue lo que ocurrió", declaró Tomás Ojea, abogado de las víctimas que había pedido condenas de 25 años, tras escuchar el fallo.
Agregó que "el próximo paso va a ser contra la empresa misma. Vamos a evaluar los pasos para que la empresa rinda cuentas, tiene que dar explicaciones", advirtió.
Al cabo de un año de proceso oral, el Tribunal en lo Criminal de San Martín condenó a 12 años de cárcel al ex jefe de seguridad de Ford Héctor Sibilla y a 10 años a Pedro Müller, ex gerente de manufactura de la automotriz.
Este juicio penal se limita a determinar la responsabilidad de los acusados y no involucra a la empresa.
El tribunal fijó para el próximo 15 de marzo la audiencia en la que se darán los fundamentos de la sentencia. Aunque no se ha publicado, los abogados piensan que la pena a Sibilla fue más elevada porque se demostró que presenció una sesión de torturas.
Sibilla, de 91 años de edad, y Muller, de 86, estuvieron presentes en la audiencia. Tras la lectura del fallo, salieron inmediatamente del tribunal, acompañados por sus abogados, sin hacer declaraciones.
Algunas personas les gritaron en la calle cuando se dirigían caminando a tomar sus autos.
Por ahora tienen régimen de presentación mensual ante la justicia y prohibición de salida del país, pero deberán cumplir la condena en la cárcel una vez que quede firme, aclaró el fallo, que fue recibido con aplausos y llantos por parte de sobrevivientes y familiares, que se fundieron en abrazos.
"Llegamos. Si no hubiese sido por la voluntad y el apoyo de la gente, no habríamos llegado. Pero el tema de los derechos humanos está bien implantado (en Argentina), ya no se discute", declaró Pedro Troaini, una de las víctimas.
Como a los nazis
"Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar", cantaron los asistentes como una explosión tras escuchar el veredicto presenciado por casi un centenar de personas, mientras otras tantas se agolpaban en una sala contigua para seguir la sentencia a través de un televisor.
En el mismo fallo, también fue condenado a 15 años de prisión el exgeneral Santiago Riveros, quien dirigió el centro de detención clandestino Campo de Mayo, al norte de Buenos Aires y emplazado cerca de la sede de la fábrica.
El militar, que cumple prisión por otras condenas por delitos de lesa humanidad, fue sentenciado como "coautor de allanamiento ilegal de vivienda y de privación ilegal de la libertad".
Previo a la lectura del veredicto, Müller fue el único de los acusados que hizo uso de su derecho de palabra.
"Yo solo quiero hablar de mi vida personal. Llegué al país en diciembre de 1949 y al mes encontré trabajo como mecánico automotor y así financié mis estudios. Desde entonces nunca paré de trabajar. Me di cuenta que tenía que trabajar de manera apolítica. Tengo la conciencia tranquila porque nunca se me podrá acusar por mi conducta", declaró el ex jefe de manufactura de Ford.
El caso Ford
En 1976, cuando se produjo el golpe de Estado que desalojó de la presidencia a María Estela Martínez de Perón, trabajaban en la planta de Ford unos 5 mil obreros y 2 mil 500 empleados administrativos.
En total había cien delegados gremiales, de los cuales 24 fueron tomados cautivos, muchas veces en sus mismos puestos de trabajo y con listas elaboradas por la empresa, en represalia por su activismo sindical, según la acusación.
Además, varios fueron torturados en la propia planta, ubicada en la localidad General Pacheco, en la periferia norte de Buenos Aires, antes de ser trasladados a centros clandestinos de detención, según los testimonios de las víctimas.
Aunque todos sobrevivieron a la dictadura, al cabo de más de 40 años sólo siguen vivos 13 de esos delegados.
El ex gerente de relaciones laborales Guillermo Galarraga llegó a estar procesado, pero falleció en 2016 sin que hubiese comenzado el juicio. Nicolás Courad, ex presidente de Ford en Argentina, murió en 1989, mucho antes de que se iniciara cualquier diligencia judicial.
Casos similares han sido denunciados en otras compañías, como Mercedes Benz, Renault y Fiat, pero hasta ahora solo el juicio contra los ex ejecutivos de Ford ha podido llevarse a cabo.
jamj