Partidos políticos y asociaciones civiles, y más de 2 mil personas en las calles homenajearon al ex presidente chileno Salvador Allende y a las 40 mil víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet, cuando se cumplen 47 años del golpe de Estado que derrocó al mandatario socialista y dio inicio al régimen militar, en medio de la pandemia de covid-19 y el plebiscito para redactar una nueva constitución.
Las protestas, con menos asistentes que en años anteriores
La marcha, que se realizó en la capital Santiago fue seguida de cerca por la policía, que no la interrumpió a pesar de la vigencia de un estado de catástrofe impuesto en marzo tras la llegada de la pandemia del nuevo coronavirus, que restringe el derecho a reunión. Los asistentes fueron menos que en años anteriores.
Como en marcas previas, ésta concluyó en el interior del Cementerio General de Santiago, donde se ubica un memorial en homenaje a los desaparecidos y ejecutados. Pequeños grupos de encapuchados cerraron las puertas y empezaron a lanzar piedras y algunas bombas incendiarias hacia los policías que permanecían en las afueras. Tras largas escaramuzas, la policía lanzó gases lacrimógenos y gruesos chorros de agua hasta que los dispersó.
La conmemoración del alzamiento militar se celebra este año en plena pandemia del coronavirus y embebida en la crisis social más grave desde el retorno a la democracia en 1990 con masivas protestas que se celebran desde el pasado mes de octubre, pero que se pausaron durante los cinco meses de confinamiento.
La dictadura aún produce profundas divisiones: Piñera
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, afirmó que el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y sus consecuencias "aún producen dolorosas divisiones entre los chilenos", y llamó a la "unidad", la "paz" y el "diálogo" para superarlas.
"Hoy queremos recordar esa ruptura de la democracia, no para repetir los mismos errores del pasado, sino para aprender las lecciones y permitir que puedan iluminar los caminos de todos hacia un futuro mejor", afirmó el mandatario durante un discurso por el 47 aniversario del golpe que derrocó al gobierno de Allende
"Es muy importante hoy, en que apreciamos síntomas de divisiones, de violencia y de intolerancia de atropellos a la democracia (...) recordar que la unidad la paz y el diálogo son hoy más necesarios que nunca (...). Un país dividido no puede avanzar", expresó el mandatario.
En el encuentro el presidente llamó a reflexionar en torno a las "lecciones aprendidas" de los hechos del 11 de septiembre de 1973, cuando Pinochet bombardeó la sede gubernamental e instauró una dictadura que perduró durante 17 años.
"Aprendimos el valor del diálogo, la colaboración y los acuerdos entre quienes pensamos distinto para poder resolver los problemas que nos afectan a todos y poder aprovechar las oportunidades", agregó.
El mandatario se refirió al histórico plebiscito que se celebrará en octubre, la solución política para intentar desbloquear las protestas, que abre la posibilidad de dejar atrás la actual Constitución de Chile, redactada en 1980 durante la dictadura.
"Estamos convencidos de que la inmensa mayoría queremos perfeccionar, modernizar, cambiar nuestra Constitución", afirmó.
El mandatario aseguró que su gobierno respeta las dos opciones del referéndum, la de "aprobar" la redacción de una nueva ley fundamental, y la de rechazarla. Sobre la celebración de la votación, que genera expectación por darse en medio de una pandemia, Piñera afirmó que mantiene dos compromisos: el primero, organizar un referéndum "transparente, informado, participativo" y también "seguro".
El segundo, "contribuir para que Chile pueda avanzar hacia una Constitución que recoja y promueva los valores y principios de tradición democrática del país", añadió. "La gran diferencia entre pasado y futuro es que el pasado ya está escrito, lo maravilloso del futuro es que está abierto y podemos tomar entre todos los pinceles y trazar esos caminos".
Horas antes de la aparición pública de Piñera se produjeron varios encuentros en homenaje a Salvador Allende y al resto de víctimas del golpe de Estado.
Las mesas directivas del Partido Socialista (PS), el Partido Comunista (PC), el Partido por la Democracia (PPD) y el sindicato CUT realizaron la tradicional marcha hasta la puerta de la sede del gobierno, el Palacio de La Moneda, por donde fueron sacados los restos mortales de Allende.
Allí realizaron una ofrenda floral, en compañía también de integrantes de agrupaciones de víctimas de la dictadura, además de la presidenta de la Fundación Salvador Allende y nieta del ex mandatario socialista, Marcia Tambutti. Luego de esto se dirigieron al monumento del fallecido mandatario, situado en la plaza de la Constitución, detrás del Palacio de La Moneda.
De los 3 mil 095 izquierdistas asesinados durante los primeros años de la dictadura, un millar sigue en calidad de detenidos desaparecidos, y los cerca de 200 uniformados que cumplen condenas en una cárcel especial para violadores a los derechos humanos no colaboraron con la justicia sobre el paradero de los desaparecidos.
EU calificó a el triunfo de Allende como "maloliente"
Cables desclasificados publicados el pasado 4 se septiembre por el centro National Security Archives, en coincidencia a los 50 años del triunfo del presidente socialista, titulados "Allende ganó" destacan la reacción de Estados Unidos al triunfo electoral de un presidente marxista, descrito como "doloroso" y como "una descomposición que no es menos maloliente por el civismo que la acompaña".
Este centro de investigación, con sede en Washington, publicó los documentos desclasificados que muestran la sorpresa que generó la victoria del médico socialista entre las autoridades estadunidenses, pero también la cercanía del fallecido ex presidente Eduardo Frei con el embajador de Washington.
Hasta antes del día de la elección, el 4 de septiembre de 1970, las autoridades estadunidenses creían que las "operaciones de sabotaje" encubiertas para socavar la popularidad de Allende iban a ser efectivas.
Su triunfo en las urnas desató una maquinaria orquestada por la Casa Blanca, con el presidente Richard Nixon al mando, para "desestabilizar" Chile, lo que sentó las bases del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, señaló este centro de investigación, especializado en información desclasificada.
Una conversación confidencial el día antes de los comicios entre el mandatario saliente, el demócrata-cristiano Eduardo Frei, y el embajador estadunidense mostró que el presidente chileno le pidió al diplomático orientación sobre cuál creía que iba a ser el resultado.
El embajador estadunidense en Santiago, Edward Korry, apostó que sería el aspirante conservador Jorge Alessandri el ganador en las elecciones a las que concurrieron tres candidatos. El día de la elección, Korry tuvo una actividad frenética y envió 18 cables con información.
Sus primeras comunicaciones describieron una participación "muy importante" y sin "incidentes" y destacó que los chilenos estaban tan ávidos de votar que incluso hubo pacientes en camilla llevados a los recintos de votación "aparentemente para cumplir su última voluntad".
Pero cuando comenzó a vislumbrarse la apretada victoria que obtuvo Allende, el tono de Korry cambió y abandonó las descripciones insólitas para entrar en una crítica furiosa de la cultura política chilena por haber creado, en su opinión, las condiciones para la victoria democrática de Allende y para más burla, después terminar aceptando este triunfo con civismo.
Para Peter Kornbluh, que dirige el proyecto de documentación sobre Chile y es autor del libro "Pinochet: los archivos secretos", "estos documentos nos recuerdan que la elección de Allende fue un punto de inflexión no sólo en la historia de Chile y de Latinoamérica, pero en Estados Unidos y en el mundo".
El investigador señaló que cuando el cable "Allende ganó" se publicó por primera vez hace más de 25 años, el segundo párrafo estaba tachado por completo. Una desclasificación más reciente reveló que esta censura no estaba destinada a preservar información sensible. La ocultación buscaba esconder el tono "melodramático" y "abyectamente insultante" de las opiniones del embajador, señaló el informe.
"Hemos estado viviendo con un cadáver entre nosotros durante algún tiempo y su nombre es Chile", dijo el funcionario en el párrafo que vio la luz.
Después, el diplomático afirmó que esta "descomposición no es menos maloliente por el civismo que la acompaña".
"Los chilenos podrían charlar sin parar en la televisión y en la radio como siempre en la madrugada de hoy como si nada hubiera cambiado y las pantallas pasaron de los programas de entretenimiento a las tertulias de políticos pontificando tan tontamente como siempre lo hacen", se despachó y al final concluyó: "A los chilenos les gusta morir en paz con la boca abierta".
Kornbluh indicó que medio siglo después, la respuesta imperialista del gobierno de Nixon a la elección democrática de Allende continúa resonando. Señaló que "50 años después (de su victoria), el tema de las desigualdades socioeconómicas todavía está en la agenda en Chile".
dmr