En un año normal, el Sambódromo de Río de Janeiro se prepararía para su gran momento del año: el Carnaval más famoso del mundo, pero faltando una semana para lo que debería ser el comienzo de la mayor fiesta carioca, la pandemia ha reemplazado al desfile, quedando en suspenso hasta el próximo año mientras Brasil lucha por sofocar un rebrote del covid-19.
La alcaldía de Río de Janeiro abrió el sábado un centro de vacunación en el Sambódromo, aprovechando su diseño para hacer que adultos mayores puedan hacer fila sin bajarse de sus autos, en una amplia avenida construida para el paso de carrozas y grupos de danzantes.
“Este suele ser un lugar de placer. Hoy también lo es, porque estamos ejerciendo un acto de civilidad y estamos abriendo el Sambódromo para vacunar”, dijo Paulo Roberto Machado, un enfermero de 68 años que imparte clases en la Universidad Veiga de Almeida.
Durante 40 años Machado ha participado aquí en desfiles del Carnaval, pero el sábado estuvo coordinando a 20 estudiantes voluntarios de enfermería y medicina, vacunando a personas mayores de 90 años.
“La vacuna representa la esperanza de mejores días, de volver a la normalidad, hacia lo que hacíamos antes”, dijo Machado.
El gobierno de la ciudad de Río suspendió oficialmente el Carnaval y advirtió que no tolerará a quienes intenten celebrarlo con desfiles callejeros o fiestas clandestinas, diciendo que estará monitoreando las redes sociales para detectar a los infractores.
Eduardo Paes, el alcalde de Río y que participa a menudo en el desfile en el Sambódromo, pidió a los ciudadanos que respeten las reglas y que no paguen entradas para fiestas que no estarán permitidas. “Es un juego del gato y el ratón, donde castigaremos a quienes quieran fiesta”, dijo.
dmr