El ministro de Justicia y Seguridad de Brasil, Sergio Moro, renunció este a su cargo tras acusar al presidente Jair Bolsonaro de pretender interferir políticamente en las investigaciones policiales e insinuar que incumplió su "compromiso" de lucha contra la corrupción, sumiendo al gobierno en una nueva crisis en medio de la pandemia de coronavirus.
La salida de Sergio Moro, emblema de la lucha contra la corrupción tras comandar durante años la megaoperación Lava Jato, fue provocada por la determinación de Bolsonaro de destituir al jefe de la Policía Federal (PF), Mauricio Valeixo, un órgano de investigación que depende del ministerio de Justicia pero que goza de autonomía.
Moro aseguró en Twitter que su renuncia no se debe a que buscaba usar a Valeixo "como moneda de cambio para mi nombramiento en el Supremo Tribunal Federal" como lo aseguró Bolsonaro en su conferencia de prensa. Y que "no era su objetivo" para buscar un cargo en la Corte.
El ex titular de justicio era visto por vastos sectores conservadores como una suerte de "defensor de la justicia" tras haber logrado encerrar al ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva.
"El presidente me dijo que quería colocar a una persona con quien tuviera contacto personal, a quien pudiese llamar, pedirle informaciones, informes de inteligencia (...) Prestar ese tipo de información no es el papel de la Policía Federal. Las investigaciones deben ser preservadas", denunció Moro en una conferencia de prensa en Brasilia.
Sergio Moro, el "zar" anticorrupción de Brasil
Aunque todavía goza de una alta popularidad entre muchos brasileños, Moro sufrió un duro golpe a su reputación después que el portal The Intercept Brasil reveló, en junio de 2019, supuestos mensajes privados entre él y los fiscales del caso Lava Jato que sugieren cierta intimidad entre las partes y cuestionan su imparcialidad como juez de la causa.En su discurso de renuncia, Moro no se refirió a ningún caso específico, pero dijo que no se registraron tentativas de injerencia similares ni siquiera en el auge de la operación Lava Jato, que se inició en 2014 bajo el gobierno de Dilma Rousseff (PT).
Esa investigación develó un gigantesco esquema de corrupción entre políticos, empresarios y funcionarios de la estatal Petrobras y condujo a prisión a figuras empresariales y políticas de primer plano, como el expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva.
Asimismo, sugirió que el gobierno puede haber incurrido en un grave delito, ya que el decreto con el que se destituyó a Valeixo, publicado en el Diario Oficial este viernes, lleva la firma del presidente y del propio Moro. Además afirmó que Bolsonaro dijo estar "preocupado" con algunas investigaciones en curso y que esta era una de las razones por las que quería cambiar al titular de la PF, Mauricio Valeixo, nombrado por Moro.
La renuncia de Moro, el ministro más popular de todo el gabinete, derrumbó la Bolsa de Sao Paulo un 8 por ciento y hundió la cotización del real, que se negociaba a un mínimo histórico de 5.70 reales por dólar.
Bolsonaro está "cavando su fosa"
La renuncia del ex juez desató este una oleada de críticas contra el gobierno de Jair Bolsonaro, a quien llegaron a acusar de dar un "golpe a la democracia" del país. Entre ellas del ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), quien afirmó que Bolsonaro "está cavando su fosa" y pidió su renuncia.
Uno de los discursos más duros fue el gobernador del estado de Sao Paulo, João Doria, quien en declaraciones a los periodistas, tachó de "un golpe a la justicia, a la libertad y a la democracia de Brasil" la salida del ministro.
"Lamento mucho que nuestro país tenga que luchar contra dos virus, el coronavirus y el que está en el Palacio de Planalto en Brasilia", añadió el gobernante de la región más poblada e industrial de Brasil, en una referencia directa al presidente Bolsonaro.
El gobernador del estado de Rio de Janeiro, Wilson Witzel, transmitió a través de su cuenta oficial de Twitter su "tristeza" ante la renuncia de Moro.
"Estaría honrado con su presencia en mi gobierno aquí, vuestra excelencia, tiene carta blanca siempre", complementó Witzel.
En menos de una semana, Sergio Moro se convirtió en el segundo ministro de Bolsonaro en salir del Gobierno, detrás del ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, quien fue sustituido por el oncólogo Nelson Teich la semana pasada en plena pandemia de covid-19 también por diferencias con el mandatario.
Mandetta, que como Moro gozaba de altos índices de popularidad, agradeció la labor del antiguo titular de Justicia por estar "siempre pensando en el bien común". Mientras, Bolsonaro publicó un tuit para informar que daría una rueda de prensa para "restablecer la verdad" sobre la marcha de Moro.
La destitución por una presunta investigación a su familia
En los bastidores, el cambio de director de la Policía Federal es visto como un intento de controlar investigaciones que cercan a su familia y a aliados políticos, ay que avanza en investigaciones que incomodan al "clan Bolsonaro", formado por el mandatario y tres de sus hijos: el senador Flavio, el diputado federal Eduardo y el concejal de Río de Janeiro Carlos.
"Bolsonaro quiere protegerse. Cabe a la PF investigar sospechas de varios delitos que rondan el presidente, su familia y sus aliados", afirma el analista Sylvio Costa, fundador del sitio especializado en cobertura política Congresso em Foco.
Una de ellas trata sobre la diseminación en las redes sociales de noticias falsas, las cuales se sospecha que pudieran ser originadas por grupos directamente vinculados a Carlos Bolsonaro y a un llamado "gabinete del odio" que operaría desde el palacio presidencial. Así como estar vinculado al feminicidio de la concejal Marielle Franco.
Otra, intenta determinar si el senador Flavio Bolsonaro, en la época en que era diputado regional en Río de Janeiro, participó en una trama de presuntos fraudes, que habrían sido cometidos mediante la contratación de funcionarios "fantasmas" para su gabinete.
A eso se suma también un proceso en manos de la Policía Federal, autorizado esta semana por el Supremo, que investiga unos actos, en los que se demandó el "cierre" de ese tribunal y del Parlamento, convocados por grupos favorables a una "intervención militar" y a los que llegó a asistir el propio presidente Bolsonaro.
En la rueda de prensa de Moro, un cartel colgado en una pared con sus directrices para la gestión pública, parecía aludir a todo eso. El cuarto de diez puntos decía: "El poder público no es una cosa de familia"
Moro, que abandonó una carrera de juez de más de dos décadas para asumir un puesto en el gobierno, afirmó que además de querer preservar la autonomía de las instituciones, renunció para "preservar su biografía".
dmr