Hoy, ocho de cada diez habitantes en Venezuela están hundidos en la pobreza extrema, con una vida llena de dificultades para satisfacer sus necesidades más básicas como efecto de la crisis económica, según un informe de la organización HumVenezuela.
La organización, que se define como una "iniciativa independiente de la sociedad civil", ha publicado este mes un informe de seguimiento a la crisis nacional que muestra, con datos recabados por decenas de ONG, la foto más actualizada y cruda sobre la pobreza y sus embates en el país petrolero.
Venezuela, el país más pobre de Latinoamérica
La crisis económica en el país ha orillado a que Venezuela supere a Haití como el país más pobre del continente. El país francoparlante tiene a un 78 por ciento de su población en pobreza extrema, seguido de Honduras con el 66 por ciento.
La investigación, que ha arrojado cifras inéditas, "es el resultado de un año de trabajo" que requirió la "validación de un gran volumen de información" en la que participaron "organizaciones de distintos sectores de la sociedad civil, incluyendo organizaciones de varios estados del país".
Una crisis de agua sin precedentes
El 82 por ciento de los venezolanos no reciben agua de manera continua y la que se recibe, a veces, no es potable. Hoy, poco mas del 10 por ciento de la población utiliza pozos sépticos. HumVenezuela advierte que las redes de distribución no tienen mantenimiento y actualmente se registran pérdidas de 5 mil 400 litros por segundo de agua ya tratada.
La falta de suministro de agua afecta al 75 por ciento de los centros de salud pública, que no la reciben o sólo esporádicamente, mientras que los planteles educativos, desde primaria hasta universidades, "sufren de severas deficiencias" por esta situación como "problemas sanitarios o inundaciones".
Una hambruna que se hace más grande
Al menos el 90 por ciento de la población no cuenta con ingresos suficientes para pagar los precios de una canasta de alimentos y de servicios básicos. Esto quiere decir que 26.1 millones de personas, según estimaciones de HumVenezuela, tienen dificultades para comer y para atender otras de sus necesidades más elementales.
Además, 8 de cada 10 familias vive en inseguridad alimentaria, un indicador que casi triplica la última actualización de la agencia de Naciones Unidas para la alimentación (FAO) según la cual en Venezuela el 31.9 por ciento de sus habitantes están subalimentados.
La investigación recuerda que el 64 por ciento de los venezolanos perdió en promedio 11 kilogramos entre 2016 y 2017, cuando empezó a arreciar una crisis cuya intensidad solo crece desde entonces.
"La desnutrición aguda global alcanzó niveles de emergencia en niños y embarazadas. El 33 por ciento de los niños de entre 0-2 años de edad de sectores pobres tiene retardo de crecimiento", sostienen.
Hospitales completamente insalubres
Al menos el 60 por ciento de la asistencia médica pública que estuvo disponible en el año 2011 se perdió entre 2012 y 2017, mientras que el 57 por ciento de los médicos renunció al sistema hospitalario que hoy tiene el 46.7 por ciento de sus camas inoperativas, reducciones que han afectado directamente al 82 por ciento de la población usuaria.
"En 66 por ciento subió la escala de muertes maternas y el 30 por ciento las infantiles de 2015 a 2016", asegura HumVenezuela, sobre cifras que el gobierno mantiene ocultas, que reporta 406 mil casos de malaria solo en 2017, junto a 10 mil 952 de tuberculosis, mientras que 9 mil 362 casos de difteria y sarampión en 2018 dejaron 230 muertes.
Según el informe, 18.7 millones de personas "con las condiciones de salud de mayor prevalencia, incidencia y mortalidad no tienen garantías de acceso a diagnósticos ni a tratamientos", entre ellos 140 mil personas con cáncer y más de 300 mil con condiciones cardíacas severas que hoy "tienen menos posibilidades de sobrevivir".
Las escuelas, vacías casi en totalidad
En Venezuela, actualmente, existen más de un millón de niños desescolarizados, mientras que 7 de cada 10 alumnos no asiste regularmente a clases.
El abandono del sistema escolar ha aumentado, en promedio, un 60 por ciento en el último lustro, tiempo en el que el 50 por ciento de los docentes del sistema público abandonaron sus puestos de trabajo en búsqueda de otras oportunidades con mejor salario. Muchos de ellos emigraron del país.
"En 50 por ciento de las escuelas en Venezuela repuntan enfermedades endémicas", destaca la organización.
La pobreza extrema está generalizada
La estimación de HumVenezuela refiere que 22.6 millones de personas, tres cuartas partes de la población, viven en pobreza extrema, una sentencia que es confirmada por indicadores como el salario mínimo legal, que recibe la mayoría de los habitantes y que se ubica en menos de un dólar mensual.
Pero la pobreza no necesariamente extrema alcanza por igual al 96.2 por ciento de los venezolanos, 27.4 millones de personas que no tienen dinero suficiente para una vida digna en el mas mínimo de sus significados.
"Dentro de esta población, 16,4 millones de personas cayeron en pobreza extrema entre los años 2016 y 2019", explica HumVenezuela tras recordar que los trabajadores devengan hoy 260 veces menos que en 2012.
Venezuela, sin servicios básicos
El colapso de los servicios públicos también fue medido en este informe. Aseguran que 9 millones de venezolanos "enfrentan severas restricciones para movilizarse por la falta de transporte público", un problema que se debe a la escasez de autobuses y de combustible. Esta situación hace que al menos 190 mil menores no puedan asistir regularmente a la escuela.
Cerca del 60 por ciento de los ciudadanos tienen problemas de comunicación por fallas o falta de telefonía móvil, mientras que el 60 por ciento de los hogares no cuenta con ningún servicio de internet domiciliario y al menos el 31 por ciento de la población no está suscrita a ningún servicio de telefonía móvil.
Así mismo, la mitad del país sufre interrupciones diarias del servicio eléctrico y un 24 por ciento tiene serias dificultades para acceder al gas doméstico, carencias que han motivado cientos de protestas en los últimos meses, pese a la prohibición de reuniones en medio de la pandemia por la covid-19.
dmr