El presidente de China, Xi Jinping, se va de Moscú tras una visita de tres días, poco después de la salida del primer ministro de Japón, Fumio Kishida, de Kiev.
Kishida hizo una visita sorpresa a la capital ucraniana el martes que acaparó parte de la atención que despertó el viaje de Xi a Moscú, donde presentó la propuesta de Beijing para un plan de paz en Ucrania, que ya ha sido rechazado por las naciones occidentales.
La visita de Xi fue un fuerte respaldo político para el mandatario ruso, Vladímir Putin, unos días después de que la Corte Penal Internacional dictase una orden de detención en su contra por su supuesta implicación en el secuestro de miles de niños ucranianos.
Tras las conversaciones, Putin y Xi emitieron declaraciones conjuntas en las que se comprometían a reforzar su “cooperación estratégica”, colaborar en cuestiones energéticas, en industrias de tecnología avanzada y en otras esferas, además de expandir el uso de sus monedas en las operaciones comerciales entre las dos naciones para reducir la dependencia de Occidente.
Además, anunciaron que desarrollarán una cooperación en el ámbito militar y realizar más patrullas conjuntas por mar y aire, pero no se mencionó el suministro de armas a Moscú por parte de Beijing, una posibilidad que temían Estados Unidos y otros aliados occidentales.
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