La carrera por la presidencia de Estados Unidos se encuentra a pocos días de llegar a su fin, cuando el próximo martes 8 de noviembre los ciudadanos elijan al sucesor de Barack Obama.
Los dos candidatos, el republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton, han acumulado escándalos sobre diversos temas que han sido foco de atención en los últimos meses.
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A Hillary la persigue la controversia relacionada con el uso de un servidor y una cuenta privada de correo electrónico para asuntos oficiales cuando ocupó el cargo de secretaria de Estado.
La demócrata reconoció que uso su cuenta por una cuestión de comodidad. Una semana después de revelarse el hecho, el Departamento de Justicia cerró el caso por recomendación de la oficina de investigaciones ya que, según la dependencia, no se encontraron indicios "claros" para presentar cargos.
Otra escándalo que la persigue desde 2012 es la publicación de 250 mil documentos clasificados, revelados por el soldado Chelsea Manning y que pusieron al descubierto que el Departamento de Estado usó sus sedes diplomáticas en diferentes países para espiar a altos funcionarios.
Para el 11 de septiembre del mismo año, siendo aún secretaria de Estado, la sede diplomática de Estados Unidos en Bengasi, Libia, fue atacada por hombres armados. El embajador Christopher Stevens murió junto a otras tres personas. Funcionarios de la administración de Obama, incluso el propio presidente, fueron criticados por falta de previsión.
Hace dos meses, el diario The Wall Street Journal reveló que la Fundación Clinton, dirigida por la familia de la demócrata, aceptó 68 millones de dólares de donantes con vínculos con gobiernos extranjeros y empresas estatales.
Otro remolino que ha estado presente es el apoyo que Clinton hizo a la invasión de Irak en 2008. Su voto a favor de la incursión se convirtió en un revés en la disputa con Barack Obama como representante del Partido Demócrata en las presidenciales del mismo año.
Por su parte, la carrera del candidato republicano por la Casa Blanca también ha estado en el ojo del huracán.
En junio, Donald Trump causó revuelo al afirmar que los migrantes mexicanos son violadores, narcotraficantes y que le quitan el trabajo a los estadunidenses, por lo que propuso construir un gran muro entre los dos países, lo que le acarreó una lluvia de críticas dentro de sus propias filas.
Un mes después, la rivalidad entre Trump y Ted Cruz, en su momento precandidato republicano a la presidencia, se tornó personal luego de las esposas quedaran atrapadas en la disputa.
El choque se desató luego que se difundiera un mensaje político con la imagen de Melania Trump desnuda que decía: "Conozca a Melania Trump, su próxima primera dama".
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La imagen era de los días en que Melania trabajaba como modelo y fue fotografiada para la revista para hombres GQ.
Para septiembre, The Washington Post reveló que Trump usó su fundación de caridad para pagar multas judiciales por 258 mil dólares.
Pero, sin duda, lo que le provocó que perdiera más adeptos y ganara enemigos fue la revelación de una conversación privada de Trump, realizada en 2005, en la que el magnate describe en términos vulgares sus técnicas empleadas con las mujeres.
"Lo intenté, pero no pude, lo reconozco", dijo Trump. "Traté de hacerla mía, pero estaba casada", agregó.
Tras la divulgación, las múltiples voces, incluso dentro de su partido, exigieron su renuncia a la candidatura presidencial republicana.
La controversia puso contra las cuerdas al magnate, quien realizó un video para pedir "disculpas" por lo que, dijo, fue "solo un error".
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