Vargas Llosa y su fundación apoyan marcha contra gobierno de Díaz-Canel en Cuba

El peruano, premio Nobel de Literatura, lidera la Fundación Internacional por la Libertad, la cual respaldó la protesta para el 15 de noviembre.

Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura y exponente de pensamiento de derecha peruano. (Araceli López)
Manuel Juan Somoza
Cuba /

El premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, y su Fundación Internacional por la Libertad respaldaron la manifestación antigubernamental prevista en Cuba para el 15 de noviembre próximo por considerar que “los cubanos tienen derecho a elegir su futuro” en la isla.

“Expresamos nuestra solidaridad al pueblo cubano en su lucha por la libertad y la democracia. Los cubanos tienen derecho a elegir su futuro; sus demandas son legítimas y necesarias para la construcción de un Estado de Derecho”, dice en un comunicado de prensa la fundación que encabeza Vargas Llosa, uno de los exponentes del pensamiento de derecha a nivel mundial.

La nota agrega que “acompañamos el pedido por la liberación de los presos políticos y de conciencia, especialmente aquellos arrestados por manifestarse pacíficamente el pasado 11 de junio”.

Por su parte, el principal organizador de la marcha, Yunior García, dijo en La Habana a medios españoles que la convocatoria a la protesta se mantiene para el lunes próximo, aunque se estudia algunos cambios.

“Nuestro objetivo es marchar contra la violencia y la liberación de los presos y no queremos más presos”, declaró García, tras precisar que “cuando pueda comunicarme con el resto del grupo” emitirá una declaración pública.

García agregó que no quiere “lanzar a los jóvenes a una represión asegurada” y dejó entrever un cambio en la ruta que inicialmente se informó recorrerían los manifestantes. El recorrido inicial comenzaría en el Malecón de La Habana y terminaría frente a la sede de la Asamblea Nacional, en la populosa barriada de Centro Habana.

Esa barriada fue uno de los escenarios de la confrontación entre contrarios y partidarios del gobierno el 11 de julio pasado, cuando se registraron manifestaciones callejeras y asaltos a comercios y unidades de la policía en una treintena de localidades de la isla.

Mientras el ambiente se enciende en la isla con la proximidad de una nueva acción, que el gobierno estima “parte de un golpe blando orquestado desde Estados Unidos”, el duelo retórico entre Washington y La Habana se multiplica.

El gobierno cubano ha negado autorización a la marcha prevista en nueva de las 15 provincias del país por considerarlas anticonstitucionales y ha advertido que quienes se manifiesten ese día se arriesgarán a ser juzgados por desacato y otros delitos previstos en la legislación cubana.

El portavoz del departamento de Estado de Estados Unidos, Ned Price, advirtió al gobierno cubano, por segunda vez el lunes, que habrá “consecuencias tangibles” si actúa contra quienes se manifiesten.

El gobierno cubano ha calificado de “cínicas” esas amenazas y este miércoles el canciller Bruno Rodríguez tiene previsto reunirse con el cuerpo diplomático acreditado en La Habana para abordar el asunto.


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