Marruecos puso en funcionamiento este jueves una agencia de regulación del cannabis, el último paso antes de legalizar su uso terapéutico de esta planta cultivada a gran escala en el noreste del país.
Marruecos, primer productor mundial de resina de cannabis según la ONU, adoptó en 2021 una ley que autorizaba "los usos lícitos del cannabis medicinal, cosmético e industrial" bajo el control de una agencia nacional creada a tal efecto.
En su primera reunión en Rabat, el consejo de administración de la Agencia Nacional de Reglamentación de Actividades Relativas al Cannabis aprobó su organigrama y su presupuesto para el año 2022. El órgano se encargará de controlar todas las etapas de la cadena de producción, desde la importación de semillas hasta la comercialización de productos.
Próximamente debe iniciar el procedimiento de concesión de licencias a los operadores nacionales e internacionales y poner en marcha las primeras cooperativas de transformación y fabricación, compuestas por agricultores locales.
El cannabis se ha explotado desde hace siglos en el Rif, una región montañosa en el noreste. Autorizado durante el protectorado francés, su cultivo se prohibió en 1954, aunque se ha tolerado desde entonces. El "kif", como lo llaman en la zona, permite vivir a al menos 60 mil personas en esta región desfavorecida.
Esta regulación quiere que el Estado obtenga beneficios de este cultivo lucrativo actualmente en manos de traficantes, aunque no afecta al cannabis de uso "recreativo", todavía prohibido.
El objetivo es "reconvertir los cultivos ilícitos y destructores del medioambiente en actividades legales, sostenibles y generadoras de valor y empleo", según la ley de 2021. Además, según la agencia oficial MAP, la regulación mejorará los ingresos de los pequeños agricultores del Rif, que actualmente se quedan "un 4 por ciento de la facturación final en el circuito ilegal" y pueden alcanzar el "12 por ciento en el mercado legal".
RM